Sábado en GetMad! Festival: de la melancolía de Eagulls al desmadre de Black Lips

La segunda jornada de GetMad! Festival trascurrió con una asistencia bastante concurrida pese a coincidir parcialmente con la final de la Champions y, si este evento es capaz de superar un envite así, tal vez sea una señal de que la aventura puede durar. Por otro lado, es de agradecer que el festival no solo traiga música al centro de la capital, sino que impregne otros ámbitos con su propuesta: en estos últimos días, hemos podido ver cómo dejaba huella a lo largo y ancho de Malasaña, trascendiendo lo musical y haciendo una propuesta gastronómica en colaboración con distintos negocios del barrio. Centrados de nuevo en lo musical, esto es lo que vivimos en la segunda jornada de GetMad!

Hace dos semanas salía a la calle ‘Ullages’, el segundo álbum de Eagulls, así que la banda de Leeds estaba de absoluto estreno y, como era de esperar, fue este segundo trabajo el protagonista de su concierto en la sala But, uno de los primeros de la segunda jornada. Comandados por el lánguido George Mitchell, seguramente sorprendieron a aquellos que aún no han escuchado el nuevo álbum y esperaban una fiereza digna de los temas de su debut, pero las nuevas canciones caminan por un terreno melancólico, con esa calidad ensoñadora que tenían The Chameleons en álbumes como ‘What Does Anything Mean? Basically’. Destacaron temas como ‘Blume’ o ‘Euphoria’ y también hubo espacio para alguno del primer álbum, como ‘Nerve Endings’, pero el ambiente estaba dominado por la citada melancolía, algo que los asistentes asimilaron bastante bien, a juzgar por las caras de disfrute entre las primeras filas.

Su último trabajo data de 2014 y sin novedades discográficas a la vista, lo mejor que podían hacer Black Lips era montar el fiestón y hacer un greatest hits en la sala But. El inminente comienzo de la final daba igual: la sala estaba a reventar de gente con ganas de pasarlo en grande y, como suele ser el caso, la intención de la banda de Atlanta era darlo todo. Volaron globos, rollos de papel higiénico, vasos de cerveza y escupitajos (los que el guitarrista Cole Alexander se lanzaba a sí mismo, esperando capturarlos en el aire). No faltaron temazos como ‘O Katrina!’, ‘Family Tree’, ‘Modern Art’ o la tremenda ‘Bad Kids’ con la que cerraron su set, provocando el pogo supremo entre el foso. Ojalá no tarden en volver, catarsis así son necesarias.

Su último concierto en la capital no queda muy distante, pero cualquier oportunidad de ver en directo a una leyenda de la música experimental como es Genesis P-Orridge y sus Psychic TV hay que aprovecharla. Esta encarnación del proyecto, en marcha desde 2006, se centra más en crear mantras psicodélicos con un enfoque mucho más mundano y por tanto más asequible para el oído medio (indudable protagonista la guitarra de Jeff Berner y sus virtuosos solos, más propios de otros géneros), en dilatados temas como ‘Burning The Old Home’ o ‘Greyhounds Of The Future’. Hablábamos de Wire en la crónica del viernes como ejemplo de artista que evoluciona sin apenas mirar al pasado, que no vive de la nostalgia. La misma situación ocurre con Genesis y los que asistieron el sábado al concierto supieron aceptar esta encarnación de PTV, dejándose llevar por el embriago de la música y la profundidad de las letras de P-Orridge.

Coincidiendo con el final del concierto de Psychic TV, Tim Presley, o sea White Fence, se subía con su banda al escenario de la sala Taboo para repasar su cada vez más extensa discografía que, curiosamente, no se ha visto aumentada desde aquel LP de 2014 titulado ‘For The Recently Found Innocent’, que apenas visitó, dando protagonismo a álbumes como ‘Cyclops Reap’ (2013) y anteriores, ante una sala repleta de público. El set fue corto, pero enérgico. Tras el artista californiano, seguíamos en la Taboo y no nos movíamos de estado, puesto que el encargado en dar por terminados los fastos fue Mikey Maramag, quien vino desde San Francisco con Blackbird Blackbird. Cercano a la electrónica ensoñadora de proyectos como M83, pero con un enfoque más tecno, temas como ‘Tangerine Sky’, con unas guitarras cercanas al dream pop, pusieron un buen punto final (punto y seguido, esperamos) al GetMad!, que, con lo bien recibido que ha sido, esperamos tenga más ediciones.

Fotos: Íñigo Amescua.

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Publicado por
Miguel Sánchez