LCD Soundsystem en Barcelona: todo sigue en su sitio

Las invitaciones para poder asistir al concierto especial que LCD Soundsystem anoche ofrecían en la sala BARTS de Barcelona, como anticipo de su macroconcierto en el Primavera Sound mañana jueves, literalmente volaron en apenas segundos. La lotería del F5 podría llamarse, sí, pero los suertudos que ayer abarrotaron su primer show en Europa tuvieron una ocasión inmejorable para reconciliarse con una banda que sigue siendo dinamita pura sobre el escenario, pese a quien pese.

Por mucho que un pequeño reducto de los seguidores de los estadounidenses se haya sentido algo defraudado por su vuelta apenas un lustro después de aquella (falsa) despedida que ofrecieron en el Madison Square Garden, lo que verdaderamente debería importar es que James Murphy y los suyos han retomado la actividad como si nada hubiera ocurrido desde entonces. Es más, en esta gira de reunión ni siquiera se atreven a mostrar ni una de las nuevas canciones que, en principio, próximamente editarán en un futuro álbum del que aún nada se sabe. Por lo que la premisa está clara: esta es una excusa no sólo para recuperar todo el arsenal de hits que en su día editaron a modo de gira de grandes éxitos, sino también una manera de demostrar a todo el mundo por qué son uno de los grupos con una de las mayores reputaciones en directo.

La master class de baile que ayer ofrecieron fue calcada a la de su primer concierto en Coachella (respecto a aquel concierto lo único que faltó fue su versión del ‘Heroes’ de David Bowie), pero con un setlist tan certero resulta lógico que las variaciones brillen por su ausencia. Desde que ‘Us v Them’ abrió la veda veinte minutos más tarde de las diez de la noche, James Murphy no disimuló las ansias que tenía de volver a reencontrarse con su público. Le han sentado más que bien estas vacaciones que se ha tomado. Y al resto de la banda, también. Siendo conscientes de que su retorno se ha cuestionado a lo largo de los últimos meses, se están valiendo de estos conciertos para callar bocas y demostrar que, más allá de su caché (que imaginamos que se habrá inflado en comparación con hace unos años), siguen disfrutando de lo que mejor saben hacer sin dárselas de estrellas.

En ‘Someone Great’ el sintetizador que estaba tocando Nancy Whang literalmente murió (todos los intentos de repararlo fueron en vano, provocando que ya en los bises ‘Dance Yrself Clean’ sonara mucho más minimalista que de costumbre sin el respaldo del instrumento), pero más allá de ese percance pocas pegas, por no decir ninguna, se le pueden poner a lo disfrutado anoche. ‘Movement’ se mantiene inalterable como uno de los números más punk de su repertorio (el pogo de las primeras filas dio fe de ello); ‘Yeah’ sigue siendo un auténtico locurón en vivo que lleva a la catarsis colectiva; ‘Losing My Edge’ (con Murphy improvisando parte de la letra sobre la marcha) merecidamente es uno de los temas capitales de su carrera, y ‘All My Friends’ es el mejor cierre que cualquier concierto imaginable puede tener.

Murphy, y prácticamente todo el público, sudaron la camiseta en esta inmejorable clase de cardio de una hora y tres cuartos de duración. Realmente lo de ayer fue algo así como reencontrarse con unos amigos a los que uno hacía años que no veía, por lo que está claro que mañana van a darse un baño de masas de aúpa y nadie en su sano juicio debería perdérselo. Todo sigue en su sitio, en el buen sentido.

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Sergio del Amo