Cuenta Ladyhawke que el material que tenía para rellenar este tercer álbum era «más oscuro» y «no la representaba». Por eso lo ha desechado, y a juzgar por lo escuchado en ‘Wild Things’ ha hecho lo correcto: el single ‘A Love Song’, una canción de 10 sobre 10, suena tan fresco que parece el hit de una debutante «one hit wonder», y nos confirma que Phillipa Brown ya no es ni lo uno ni lo otro. El resto del disco está casi, casi a la altura.
Hay baches en el camino. ‘Let It Roll’ está un poco por debajo de la media y ‘Golden Girl’ suena un poco facilona, casi cercana a las melodías tontunas de la radiofórmula -de Avicii a Kygo, etcétera-, pero predominan estribillos tan luminosos como el de la propia ‘Wild Things’, elevando un tema que parecía que iba a ser mucho más tranquilo e introspectivo; el de ‘Money to Burn’, puro «girl group»; o el de la final ‘Dangerous’, ligeramente influida por David Byrne. ‘The River’, con cierta influencia africanista, parece un estribillo al completo, llena de ganchos.
Quizá la producción de mano de Tommy English, a menudo inspirada en el catálogo de OMD o Human League, y las letras sean demasiado sencillas, carentes de sorpresa, pero aquellos amantes del pop hedonista que observen con terror cómo los discos de pop son cada vez más serios, rarunos y/o intensos (pienso en Beyoncé, Róisín Murphy), disfrutarán de lo lindo con esta poco más de media hora de diversión en la que desde luego no cabe ni una balada. Más bien, el espíritu y la vigencia de ‘Girls Just Wanna Have Fun’.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘A Love Song’, ‘The River’, ‘Wild Things’
Te gustará si te gustan: La Roux, Cyndi Lauper, OMD
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