Al contrario de lo que hizo en Barcelona, Brian Wilson y su banda de 10 músicos (!) no dividieron su concierto en una primera parte compuesta por la totalidad de ‘Pet Sounds’ y una segunda parte compuesta por «otros clásicos». En su lugar, para variar un poco, Wilson y compañía empezaron por el final, ventilándose ‘California Girls’, ‘I Get Around’, ‘Surfer Girl’ y ‘Don’t Worry Baby’, entre otras, en los primeros veinte minutos de show. Después llegó ‘Pet Sounds’ de principio a fin. La cansada voz de Wilson, que alterna melodías vocales con sus músicos, puede irritar a veces, pero las melodías de este disco siguen siendo tan buenas que termina dando igual. ‘Wouldn’t It Be Nice’, ‘Don’t Talk (Put Your Hand On My Shoulders)’, ‘Caroline No’… 50 años después, el álbum aguanta como nunca. Ni cabe decir que ‘God Only Knows’ sigue siendo la canción de este disco más celebrada por el público, pero, en cuanto a recepción popular, ni la mejor canción de ‘Pet Sounds’ puede hacerle frente a los pesos pesados que son ‘Good Vibrations’ y ‘Surfin’ USA’.
El sonido de Savages es corpulento, bruto. En definitiva, hecho para el directo de festival. Y Jehnny Beth, alma del grupo, lo sabe a la perfección. Su concierto rebosa adrenalina, desde el principio hasta el final, especialmente con temas como ‘Adore’, ‘T.I.W.Y.G.’ o la fabulosa ‘I Need Something New’ de por medio, que conforman un repertorio sólido, vigoroso y entretenido, mientras Beth se ocupa de transmitir al público a través de su interpretación la fuerza de las canciones del grupo, por ejemplo, lanzándose al mismo cada vez que puede o quiere, que es más de una vez. Y ojalá siga así porque esta energía dota al show de Savages de cierto elemento impredecible del que carece nuestra siguiente protagonista, PJ Harvey.
No sé cómo no me volaron las lentillas de los bajos profundos que había en el concierto de Protomartyr. Qué pasote. Si no te dice nada el grupo, te recomiendo que lo veas en vivo. Su líder, Joe Casey, aparece en el escenario vestido como un profesor de inglés al que acaban de despedir, pero su actitud apática frente al micrófono es, extrañamente, de lo más rock ‘n roll que he visto en todo el festival hasta el momento. Grande ‘The Hermit’, por mencionar alguna. El grupo practica un post-punk oscuro y gamberro pero su sonido es serio, tan serio como el concierto que ofreció Beach House después. Su set fue casi idéntico al de Barcelona pero sumó varias pistas, entre ellas la preciosa ‘Rough Song’ y ‘Days of Candy’, con la que cerraron. En medio, clásicos tipo ‘Myth’, ‘Take Care’ u ‘Other People’ se integraron a la perfección con temas como ‘PPP’, ‘Beyond Love’ o una ‘Elegy to the Void’ cuya coda guitarrera fue de otro mundo, demostrando que el grupo escribe mejores canciones a cada nuevo lanzamiento. Y el sonido, por cierto, muy bien.
Fotografías de Hugo Lima para NOS Primavera Sound.