La primera gran actuación del día, sin embargo, es la de Chairlift, que salen puntuales al escenario NOS con las pilas bien cargadas. Vestido de blanco impoluto, el trío presenta su último trabajo, ‘Moth’, casi en su totalidad. Del mismo rescata básicamente sus mejores pistas, entre ellas ‘Polymorphing’, probablemente la obra maestra de este disco, y la saltarina ‘Moth to the Flame’, además de ‘Ch-ching’, que cierra por todo lo alto, aunque deja caer alguna de relleno, como es el caso de ‘Unfinished Business’, que pinta en vivo lo mismo que en disco, esto es, nada. Chairlift no olvida los clásicos y tanto ‘Bruises’ como ‘I Belong In Your Arms’ y la fantástica ‘Amanaemonesia’ ocupan un lugar en su entretenido repertorio. El sonido es cuestionable al principio, con el micro de Caroline Polachek a mínimo de volumen, pero mejora durante el transcurso del concierto, durante el cual una cosa se mantiene constante, la sonrisa orgullosa -pero tímida- de Polachek, adorable y toda una sorpresa para quienes, como yo, la tenían por una tiesa. ¿Pero cómo iba a ser Caroline eso?
Tampoco es para nada tiesa la propuesta de Autolux, que no presentan su último disco, ‘PUSSY’S DEAD’, en el escenario más grande del parque precisamente pero podría, pues su sonido es musculoso y enérgico y sus canciones muy buenas. El trío formado por Carla Azar, Greg Edwards y Eugene Goreshter combina guitarrazos noventeros con elegantes producciones electrónicas y su puesta en escena, aunque austera, contiene cierto misterio. Dejo a Autolux a lo suyo, sin embargo, para presenciar el concierto que Battles están ofreciendo en el escenario de al lado. Un espectáculo ver a estos chicos tocar. El grupo habla un lenguaje complejo, caótico pero extremadamente ajustado; como si hiciera música electrónica en formato de banda convencional, pero si hay algo de ella que entiende todo el mundo es su desbordante energía. Canciones como ‘Summer Simmer’, ‘Ice Cream’ y ‘The Yabba’ confirmaron anoche que Battles no tienen rival, mucho menos en directo. Solo para atender a, y flipar con, los portentosos ritmos de John Stanier tras la batería hay que verlos.
Otro concierto imperdible es el de Air, los cabezas de cartel del sábado en NOS Primavera Sound, que presentan su nuevo recopilatorio. Al contrario que mi compañero Raúl Guillén, nada que objetar con su directo. Igual se echaron en falta temas más recientes, pero la selección de canciones, que incluyó joyas como ‘Venus’, ‘Kelly Watch the Stars’, ‘Sexy Boy’, ‘La femme d’argent’ y una variedad de preciosos temas instrumentales, fue excelente y el sonido absolutamente espléndido de principio a fin. Las melodías electrónicas que crea el grupo, desde luego, han aguantado con gran dignidad el paso del tiempo. Además, se agradece la serenidad que evocan sus temas en contraposición con la energía que se ha visto en conciertos anteriores del festival: no pasa tanto que unos cabezas de cartel sean de sus características. Pero Air es una de las mejores bandas de su generación, así que no esperaba menos.
Con el adrenalítico punk de Unsane resonando en mi cabeza tras el bonito concierto de Air -por si había alguna duda, el grupo de Nueva York lo peta en vivo-, me voy a ver a Ty Segall & the Muggers. Tenía muchas ganas de ver con qué salía Segall después del gran momento que regaló a un fan suyo durante su actuación en la edición barcelonesa de Primavera Sound, pero el concierto del californiano se desarrolló sin sorpresas, aunque, como siempre, fue un desquicie absoluto en el mejor de los sentidos posibles, un concierto de rock de los que se recuerdan y de los que te hacen querer repetir. Y no es que Segall sea un showman histórico precisamente, pero su entrega al micrófono y, sobre todo, su desbordante carisma, por no hablar de su brillante banda de acompañamiento, proporcionan un espectáculo memorable y brutal que recomendaría a todo el mundo. Pogos por doquier, por cierto, pero si eres de los que los odia, después de asistir a un concierto de Segall probablemente vayas a ser quien los empiece. En una palabra, tremendo.
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