El sello raster.noton cumple este año dos décadas de existencia y celebró su aniversario con tres conciertos programados en SónarComplex. El primero fue el de Alva Noto, que desplegó su extremo tecno minimalista en un show contundente y capaz de haber hundido el edificio en el que se dejó acompañar por dos pantallas verticales que emitían espectros de sonido y unos colores tan extremos que más de uno y una hubo de colocarse gafas de sol para no caer desmayados. Todo ritmo duro a escala de auditorio el concierto de Carsten Nicolai, sin concesiones ambientales como las presentes en su trilogía ‘Xerrox’, que, por cierto, se vendía en los estantes de merchandising. JB.
Si nos lees con frecuencia sabrás lo que nos gusta el minimalismo, la introspección, la oscuridad a rabiar…. Y en parte eso fue lo que tuvimos con Howling, que aunaron la ralentización de Caribou, el sincretismo de Bob Moses o el sonido expansivo de Radiohead. En otras palabras, la receta perfecta para calmar la fiera que los asistentes de Sónar llevamos dentro. Su cantante no paró de decirnos, entre canción y canción, que éramos «beautiful people» y era imposible no pensar en la canción del mismo título de Marilyn Manson… Sr John.
El espectáculo audiovisual de Cyclo tampoco dio tregua. De hecho, fue de lo mejor visto en Sónar con diferencia. El dúo, compuesto por Ryoji Ikeda y el mismo Carsten Nicolai, presentó su disco conjunto, ‘ID’, en un concierto absolutamente brutal en el que la precisión arquitectónica de los potentes ritmos de Nicolai y las exploraciones de la electrónica del error de Ikeda formaron una suma excitante de principio a fin. Maquinote y delicado puntillismo todo en uno en el que los silencios, como caracteriza el sonido raster.noton, son un elemento esencial de la densidad sonora construida por sus genios, algo que el público pudo percibir claramente en directo. JB.
Solapó con Cyclo el concierto de Nozinja en SónarVillage. Qué tremendidad. Tan solo pude ver un par de temas pero estos fueron suficientes para descubrir la energía, la alegría, la vivacidad que desprenden en directo las producciones de shangaan-electro de Richard Mthetwa, que salió al escenario con su habitual plumaje de colores e hizo bailar y saltar al personal con gran maestría combinando electrónica de baile con los infecciosos ritmos de su Sudáfrica natal. Se acompañó de una bailarina y un bailarín, a los que veis en la foto, que eran totales y se mostraron todo el rato sonrientes y entregadísimos. Una pena perderme la totalidad del show porque pinta que fue este el concierto que paró la lluvia en Sónar. JB.
No entendimos la primera mitad de Oneohtrix Point Never. Fue excesivamente ruidosa, incluso metalera por las distorsiones del guitarrista y la profundidad de bajos, muy en la onda de Autechre, la violencia de Aphex Twin, lo inquietante de Ben Frost, e incluso mi debilidad Squarepusher. La segunda parte fue más cercana al material que lleva publicado por ahora, a pesar de mantener el mismo troquel de explosiones. El público que quedó agradeció y mucho ese viraje a una senda más personal. Sr John.
Byetone dio por terminada la celebración de raster.noton con el show más bailable de los tres habidos en SónarComplex. En concordancia con esto, la puesta en escena de su espectáculo, formada por seis luces de colores verticales y otros juegos de iluminación, además de humo ambiental, fue asimismo la más llamativa y atmosférica. Sin embargo, esta puesta en escena se la jugó a Olaf Bender en varias ocasiones y cuando no iban las luces no iban las proyecciones, lo que terminó diluyendo ligeramente el impacto de su show. En lo musical, eso sí, las implacables producciones de Bender impresionaron como de costumbre. JB.
La alternativa a New Order de anoche fue el concierto de Mura Masa, que fue de lo más entretenido. Temazos no le faltan al productor inglés, de nombre real Alex Crossan, que desplegó sus vivaces y refrescantes producciones, entre el pop, el house y el R&B, acompañado de la vocalista Bonzai, carismática y entregada en todo momento a la energía del momento. Entre los temas que sonaron anoche, una ‘What If I Go?’ irresistible, ‘Terrible Love’ y, por supuesto, la gran ‘Firefly’, que ya se sabe todo el mundo. No cupo duda, en definitiva, de que nos encontramos ante una futura estrella. Si ya hasta Ariana Grande les copia el sonido… JB
Un gustazo ver una grada repleta y comprobar que no sólo en las primeras filas la gente corea las canciones de Skepta. El público (53% internacional) sabe a lo que viene y el británico no da tregua desde el minuto uno. Acompañado en numerosas ocasiones de más voces, dejó claro que venía crecido de su paso por el festival el año pasado y con motivo. Si minutos antes Kaytranada, en ese mismo escenario, nos había conquistado con ese beat ralentizado constante, Skepta lo hacía por todo lo contrario: ese rapear a la velocidad del rayo, como si la respiración no fuera una cosa necesaria en esta vida. Se despidió bien arriba con ‘Man’. Sr John.
Vale la pena destacar la sesión del mencionado Kaytranada en SonarPub. Acompañado por una proyección animada de la portada de su disco, ‘99.9%’, el productor pinchó una variedad de temazos disco, funk y R&B que, lejos de la contundencia árida del house y tecno oído en actuaciones anteriores de otros artistas, no le hizo ascos a cierto elemento de sofisticación y melodía. Entre los grandes temas pinchados, sus remezclas de ‘Kaleidscope Love’ de AlunaGeorge y ‘Kiss It Better’ de Rihanna, aunque mi canción favorita, sin lugar a dudas, fue ‘Lite Weight’ de Anderson .Paak, una maravilla infravalorada. «There’s no reason to be afraid!» JB
A la de Louis Kevin Celestin precedió otra gran sesión, la de Alizzz, todavía más colorida si cabe debido al propio sonido del barcelonés, que pasa por filtro flúor una variedad de influencias como el house, el hip-hop, el electro y el R&B de los ochenta, lo que se traduce en un set explosivo a la par que alegre. Nada que ver, desde luego, con el concierto del rapero Stormzy, que escupió sus abrasivos versos anoche sobre algunos de los más sugerentes ritmos grime oídos en el festival. Puro «fuego», no en el estudio aquí, sino encima del escenario.
Los ratos que hemos pasado en «las 7 horas de Laurent Garnier» han sido geniales, tomando bases de canciones que tienes en la punta de la lengua y resultando la mejor opción para estrenar el nuevo espacio de SónarCar sin desmerecer la sesión del día anterior de Four Tet. Con 25 minutos de retraso y la consiguiente pitada, Boys Noize sacó su mesa de trabajo para un espectáculo que solo se podrá ver este verano en ocasiones puntuales. Dos torres de luces blancas, sirenas rojas y humo blanco a tutiplén conformaban una escenografía industrial que sería la delicia de Chimo Bayo, usando además bases de ‘Los niños en el parque’ de ‘Liaisons Dangereuses’ de Kraftwerk o de su reciente disco editado. Buen aforo a pesar de coincidir con Fatboy Slim. Sr John.
Undo, del que recomendamos su disco ‘Motas de polvo‘ hace ya algún tiempo, dio una gran sesión minutos antes de New Order. Su mimo a la hora de seleccionar canciones de Depeche Mode o Tracey Thorn, que mezcló de manera impecable, dejaba claro que estaba encantado de ser la antesala de la banda de Manchester y el público lo agradeció. En cuanto a New Order, hay que reconocer que no tienen un historial de directos apabullante: su anterior paso por el festival en 2012 nos dejó un tanto fríos. Sin embargo, ahora acudían para presentar ‘Music Complete’, su mejor álbum desde ‘Technique’ y ese era el mejor de los alicientes para aparcar tonterías.
Muchos años han pasado desde aquel 1989 pero, pese a los lapsos entre disco y disco, el público nunca les ha fallado, los festivales los han programado con frecuencia y ellos han seguido viviendo de las rentas de los 80 en modo piloto automático. El primer trallazo confirmaba nuestras buenas expectativas: ‘Singularity’, con su bajo atronador, haciendo gala del más clásico de los sonidos de la banda. Hacia la mitad llegaría ‘Tutti Frutti’ junto a ‘Bizarre Love Triangle’, todo bien. Quizá la voz de Bernard Sumner un poco corta y parte el sonido en plan batiburrillo, pero sin motivo para la alarma: solo sucedía a ratos.
Todo parecía haber cambiado y disipado nuestros fantasmas del pasado… hasta que llegamos a los bises con ‘Blue Monday’ y ‘Love Will Tear Us Apart’ cerrando con visuales de Ian Curtis y «Joy Division Forever» cuando hasta ese mismo momento las proyecciones habían sido fantásticas al dejar atrás la sobada estética de VHS de otras giras. ¿Era necesario recurrir a dos temas tan trillados, especialmente el último que era cantado por Ian, sin el bajo de Peter Hook? Si Prince desterró por un tiempo de su repertorio ‘Purple Rain’, Radiohead lo han hecho durante años con ‘Creep’, Fangoria ha desechado tantas veces sus éxitos más gloriosos… ¿por qué no dejar de recurrir a lo fácil? ¿Es necesario oír cantar ‘Love Will Tear Us Apart’ como si estuviéramos en el fútbol? ¿Ni siquiera se puede hacer una versión distinta? Sr John.
Fotos New Order y Alva Noto: Ariel Martini
Foto Nozinja: Bianca de Vilar