Pixies cumplen sin más y Grimes sobrevive a un corte de 20 minutos en Bilbao BBK Live


Foto: Javier Rosa

La segunda jornada de Bilbao BBK Live comenzó con lluvia y con mucha gente en la puerta del festival que decía que llegaba tarde a ver a Puchito. C.Tangana comenzó puntual en el escenario Pepsi, uno de los secundarios y que se puede ver casi mientras haces cola para entrar al festival. A pesar de la lluvia, Puchito y AGZ tenían fans que estaban esperando ansiosos por su concierto. Actitud, buena presencia y saber estar en el escenario son los elementos que destacaron de nuevo de su show. Rosalía, su nueva colaboradora habitual, salió a cantar ‘Llámame Más Tarde’ y ‘Antes de Morirme’, «canción que será el hit del verano», como él mismo dijo. Todo el mundo la cantaba, así que quizá tenga razón. ‘Drama’, ‘Nada’, ‘Los Chikos de Madriz’ y ‘Lo Hace Conmigo’ fueron otras de las canciones que aparecieron en el directo. O ‘Chito’, con la que llegó el discurso de «ya sabéis que el dinero no es lo importante, podéis hacer lo que os salga de la polla y del coño, pero el dinero ayuda a esto». No faltó el momento en que todo el público coreó a chillidos «Carlotta Cosials, quiero casarme contigo», pero la mejor anécdota del concierto fue cuando C.Tangana demostró mucho sentido del humor: un fan, con pinta de ser bastante pijo, llevaba un cartel de «AGZ TQ» y le gritaba todo el rato: «Puchito, te quiero», a lo que C.Tangana respondía siempre: «Yo también te quiero tío». A la cuarta añadió: «Yo también te quiero e incluso más que tú a mí».

Después del directo de C.Tangana era el turno de Junior Boys en el, en nuestra opinión, mejor escenario del festival, conocido como Stage 3 o Carpa Stage. Empezaron con 25 minutos de retraso porque uno de los miembros llegó tarde por culpa de un avión. De hecho, en la tercera canción dijo: «esto es increíble, hace 25 minutos estaba en un avión y ahora estoy aquí». El dúo canadiense ofreció uno de los mejores directos. A pesar de ofrecer un set corto, sonaron muy bien, resultaron amigables, cercanos y tocaron canciones que era imposible que no disfrutaran sus fans, como ‘In The Morning’ y ‘Over It’.

Tras el cálido, acogedor y ni demasiado grande ni demasiado pequeño escenario Carpa Stage, fuimos a ver a Belako al escenario Pepsi. Esto resultó imposible, ya que incluso antes de empezar, el público llegaba hasta la puerta del festival, por lo que no veías ni el escenario de lejos. Es decir, oías a Belako, sabías que ahí estaban Belako, pero no podías llegar más allá de la fila cuarenta. Esto es una gran noticia para el grupo pero no para los fans que tardaron en llegar, porque justo cuando entraban al festival o venían de otro concierto, no podían ver nada. Quizá habría que haberlos ubicado en el escenario Carpa Stage, el escenario mediano de BBK Live. Antes de Underworld, curioseamos, de nuevo, en el escenario Pepsi para ver qué se traía entre manos Sophie. Quizá fuese la poca iluminación, el poco público que había viendo al productor o la ubicación lejos del resto de escenarios principales, pero no parecía la opción óptima para ese momento de la noche.

Una hora y media antes de Grimes, ya había gente esperando para poder ver a la cantante canadiense. Casi llegó a haber peleas por la primera fila. Claire Elisa Boucher comenzó puntual, con mucha fuerza y energía, frente a nuestro miedo por que de repente se marchara como sucedía en un concierto reciente. Tres bailarinas que se movían a lo videoclip de los años 80 y 90 abrieron el espectáculo. Todo iba bien hasta que comenzó a cantar la quinta canción, ‘Go’, que compuso con Blood Diamond para Rihanna y que la de Barbados rechazó. Pues bien, quizá porque como un chico comentó «el espíritu de Rihanna ha venido a vengarse», el escenario Heineken se apagó por completo, tanto las luces como las pantallas. Grimes aguantó cinco minutos moviéndose con sus compañeras, pero después se marchó. Casi veinte minutos después, volvió al escenario con una bandera gay (que le dieron unos fans) a modo de capa y agradeció mucho que todo el mundo estuviese esperando por ella. Comprobó que su equipo no se hubiese quemado y volvió con la canción ‘Scream’, que canta con la rapera taiwanesa Aristophanes. Después, un momento intenso fue el de una bailarina moviéndose al ritmo de ‘Ave María’ de Schubert pero cantado por Grimes. ‘Oblivion’, su canción más conocida y que Pitchfork escogió como número 1 en su lista de 200 mejores canciones de lo que llevamos de década, la dejó casi para la última parte; y sus dos canciones favoritas, ‘World Princess Pt.II’ y ‘Kill V. Maim’, directamente para el final. Al terminar, agradeció la paciencia del público, que sus fans la esperaran y calificó lo ocurrido como «un grano en el culo».


Foto: Óscar L. Tejeda

El siguiente concierto de la noche fue el de Pixies en el escenario Bilbao. Un buen sonido, una buena puesta en escena y muchos fans entregados son lo más llamativo de su show porque, quizá por tener prisa para encajar hasta 32 pistas, no les dio tiempo a interactuar con el público, solapando canción tras canción como si no quisieran dejar nada en el tintero. Positivo para el ritmo del show pero negativo para los propios Pixies, que no aportaron nada especial, impactante o curioso frente a lo que les hemos visto ya demasiadas veces. Un concierto correcto pero poco reseñable o destacable.


Foto: Javier Rosa

Underworld, otro de los platos fuertes del día, no decepcionaron. Tocaban en el escenario Heineken tras Grimes y había cierto miedo a que volviera a pasar lo mismo con ellos. Sin embargo, no fue así. Muy buen sonido, lleno hasta arriba y a pesar de esto, la posibilidad de ponerse en primera fila sin ningún problema o empujón.

Los visuales empleados nadaban entre efectos raveros que parecían sacados de videoclips de los años 90 mientras Karl Hyde agradecía en numerosas ocasiones que pudieran estar tocando ahí, asegurando que les apetecía mucho. El gran acierto fue que los que no eran tan fans podían averiguar qué iba a sonar antes de cada una de las canciones: las pantallas anticipaban el título. Entre ellas, ‘Two Months Off’, ‘Cowgirl’ y la de sobra conocida ‘Born Slippy’.

La gran sorpresa de la noche y, en nuestra opinión, junto con Grimes, lo mejor del viernes del BBK Live, fue el dúo de punk Slaves. Su directo comenzó en el Carpa Stage con una contundente presentación: Laurie Vincent e Isaac Holman, ambos británicos, comenzaron descamisados sobre el escenario. A lo White Stripes, siendo sólo dos, uno con la guitarra y el otro con batería, transmitían una fuerza, una energía y una actitud que no se había visto en el festival hasta ese momento. La mayoría de su público eran ingleses casi hooligans también descamisados, por lo que no faltaron comentarios sobre el Brexit tipo «el gobierno inglés es un pedazo de mierda», dedicándole la canción ‘Cheer Up London’. El mejor momento de la noche vino cuando alguien les lanzó un zapato y en vez de tomárselo a mal, preguntaron de quién era y se lo mandaron de nuevo al público. El toque de humor vino cuando apareció una cartera y Laurie Vincent pidió de antemano perdón en inglés porque no tenía ni idea de español y leyó el nombre del DNI en un castellano macarrónico. El mejor descubrimiento del festival… la energía de Slaves.

Todas las fotos son oficiales de Bilbao BBK Live.

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Publicado por
Nadia Leal