Brett Anderson sobrevive a un vahído en mitad de su show en Low Festival

El sábado en Low Festival comenzábamos con el directo de Black Lips, que justamente habían tocado en la fiesta de presentación gratuita del jueves por la noche en la playa. Quizá, por esto, no había mucha gente en el escenario principal. Sin llegar a estar vacío, no era precisamente imposible llegar a primera fila. La banda ofreció un buen concierto a pesar de que parecía algo desganada y que lo que quería de verdad era irse de cañas y de fiesta. Comenzaron con ‘Sea Of Blasphemy’ y siguieron con canciones como ‘Boys In The Wood’, ‘New Direction’ y terminaron con ‘Bow Down And Die’. ¿Lo mejor? El papel higiénico tirado en plan teen como elemento de decoración. ¿Lo peor? Su actitud tan chillin rock & roll, rozando la desgana, y que parecía que había gente esperando más por Suede que por ellos. Nadia Leal.

Sí, se podría cortar y pegar cualquier otra crónica reciente que tengamos a mano de Los Planetas para contar lo que el sábado pasó en Low Festival, proyecciones incluidas, pero ahí se acaban los defectos de un set que, como siempre, fue de menos a más, y que se recreó en los punteos shoegaze del pop alternativo de finales de los 80 y principios de los 90. Sonaron como pocas veces de bien la voz de Jota, al que se le entendía perfectamente -con todo lo que se ha dicho sobre ella-, las estupendas guitarras de Floren -todo un viaje en el tiempo- y la batería de Erik, como una moto tras su mención en la letra de ‘Un buen día’.

Tras una pista inicial densa de cerca de 10 minutos, fueron cayendo ‘Señora de las alturas’, ‘Ya no me asomo a la reja’ o ‘Corrientes circulares en el tiempo’, antes de que su show diera paso a sus hits. Faltó ‘De viaje’, pero no ’Santos que yo te pinte’, ’Segundo premio’, ‘Reunión en la cumbre’, ‘David y Claudia’, ‘Alegrías del incendio’ y ‘Pesadilla en el parque de atracciones’, que, la verdad, debería sonar en sus conciertos dos veces seguidas. ¿Alguien se quejaría? Sonido excelente -insisto- a pesar de la queja de Jota de un crujido que le llegaba por monitores. Sebas E. Alonso.

Después, llegaba el momento más esperado de la noche, el concierto de Suede. La mítica banda de rock inglesa no defraudó. Brett Anderson, que rezumaba carisma y un físico envidiable a sus 49 años, nos dejó a todos boquiabiertos. Su directo empezó con ‘Indian Strings’ y ‘What I’m Trying To Tell You’, y durante estas dos primeras canciones, parecía que el micrófono no iba, porque Anderson lo tiraba al suelo y lo recogía una y otra vez. También es cierto que esto es una tradición en los conciertos de Suede, como jugar con él a modo de cuerda y usarlo como un lazo de cowboy.

Mientras sonaban temas como ‘Filmstar’, ‘Trash’ o ‘Can’t Get Enough’, para animar e interactuar con el público, comenzó a preguntar si «estábamos dormidos o qué» y en una de las siguientes canciones, cantaba arrodillado mientras un técnico arreglaba, en primera fila del escenario micrófono y uno de los amplis. Mientras bromeaba y decía que «so hot, mucho frío en Benidorm, mucho caliente», Brett bajó por primera vez a cantar al lado del público. En la versión acústica de ‘She’s In Fashion’ se restregó contra toda la primera fila, una chica empezó a desabrocharle la camisa y él volvió hacia arriba. Poco después, mientras sonaba ‘Everything Will Flow’, se cayó contra el suelo como víctima de un pequeño desmayo y ahí se quedó durante unos angustiosos segundos: por unos momentos, pensamos que iba a parar o le había pasado algo. Pero tras recibir la asistencia del personal de seguridad pudo levantarse y el espectáculo terminó con el clásico ‘Beautiful Ones’ y un bis con ‘New Generation’, esta última a pie de pista, completamente sudado y casi descamisado.

¿Lo mejor de la noche? El carisma y la fuerza de Anderson, que a pesar de estar sudando como en una sauna y haber sufrido una caída delicada sobre el escenario, siguió cantando y bailando como si nada. ¿Lo peor? Que se nos hiciera tan corto: faltaron canciones como ‘Lazy’ y, de nuevo, siendo sábado, ‘Saturday Night’. Nadia Leal.

Juventud Juché, el trío madrileño que vimos hace unas semanas en el BBK Live de Bilbao y en el FIB de Benicassim, sigue sin defraudar. Repitieron setlist como en las anteriores ocasiones, así que sonaron ‘Zona Muerta’, ‘Miedo’, ‘Haz La Mantis’, ‘En Tu Casa’ y ‘John Wayne’, entre muchas otras. Lo más curioso de este concierto es que nos dimos cuenta de que tienen una fan fatal que les sigue a todas partes y, cómo no, no faltó a esta cita en Benidorm. ¿La única gran pega del directo? El solape con Suede, pero, a pesar de esto, había un buen número de gente para el pequeño escenario secundario Wiko. Nadia Leal

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Sau Poler, el joven productor de Barcelona, sorprendió con un excelente «live». La anterior vez que le vimos fue en el SOS 4.8 de Murcia de este año haciendo un DJ set. En aquella ciudad había gente pero no estaba abarrotado. Sin embargo, esta vez sí que no cabía casi nadie más en el escenario Jägermeister para verle: tanto la hora como el lugar eran mucho más favorables. No sabemos si fue porque sonaron temas cada vez más conocidos como ‘Jaffe House’, ‘Gone’, ‘OHCT’, ‘Esperits’, ‘Signes’ o ‘Jnane’, además de una canción todavía no publicada, o que la gente tenía muchas ganas de fiesta y este escenario era la mejor alternativa a todo lo indie/rock de alrededor, pero Sau Poler llenó esa parte del festival y triunfó. Sin duda, un joven talento al que hay que seguir la pista. Nadia Leal.

Mi segundo concierto favorito de la noche fue el de la histriónica y divertida Peaches. Comenzó con una intro que hablaba sobre el color de la piel y el tamaño del cuerpo que parecía una canción ajena para terminar introduciendo «Soy Peaches». Merrill Beth Nisker ofreció el concierto más original, divertido y, por qué no decirlo, mamarracho de todo el festival. Empezó sola sobre una mesa para pinchar/tarima ubicada en mitad del escenario, con una especie de body/traje japonés futurista a lo Björk/Lady Gaga mientras cantaba ‘Rub’. En un momento dado, la luz se apagó, y ahí, de forma muy deslenguada preguntó: «¿qué coño está pasando con la luz, que la gente no me puede ver?».

Una de las cumbres fue la ya conocida canción ‘Vaginoplasty’, donde sus dos bailarines, un chico con pelo largo negro y una chica, vestían disfraces de vaginas mientras se tocaban el clítoris y abrían los labios –del disfraz- al bailar. Si ya de por sí el espectáculo era destacable, los comentarios de la gente del público no se quedaban atrás, de «esta tía es la caña, es una jefa, es lo más» a “vaya puta guarra loca”. No dejar indiferente a nadie siempre es una buena señal.

Aunque el público ya estaba muy animado desde el principio, la gente de las primeras filas se fue quitando las camisetas y se quedaban, algunas en sujetador y otros con el pecho al aire, ante lo que ella preguntaba si «Benidorm era nasty». A medida que avanzaba su actuación, se iba cambiando de modelito. Peaches pasó de ir de vagina a llevar un mono nude con manos de lentejuelas, mientras sus bailarines se convertían en gatos con pelucas vestidos de beige, sumisos sadomasoquistas con collares y patinadores de roller skate disco de los 70. Sonaron otras canciones como ‘Hot Rod’, donde ella, vestida con un body negro con un cuello gigante del mismo color, empezó a caminar de pie sobre las manos del público, cogiendo los vasos de alcohol de sus fans y las guitarras inflables de regalo y poniéndose a tocarlas. Una de las últimas canciones fue el hit ‘Boys Wanna Be Her’, donde jugaba con sus bailarines a hacer tríos, cunnilingus y mamadas sobre el escenario. Al terminar, cogió dos botellas de champagne y empezó a dar de beber a las primeras filas. Se despidió paseando con una maleta sobre el escenario. Sin duda, un gran concierto, sólo apto para abiertos de mente o amantes de los shows del charol y la lujuria pop. ¿Lo mejor? El descaro kitsch de electro/mamarracha, las coreografías y el sentido del humor. ¿Lo peor? Quizá lo tarde que era y la poca gente que había. Nadia Leal.

Como cierre del festival, una curiosidad. DJ Coco pinchaba en un escenario pequeño y BuffetLibre en uno mucho más grande. Si huías de Coco para no tener que volver a escuchar ‘Toro’ de El Columpio Asesino otra vez… te encontrabas con que a la misma hora, a tan solo unos metros de distancia, Buffet Libre también la estaban pinchando. Ambas sesiones también coincidieron en elección de Chimo Bayo y Chemical Brothers (‘Así me gusta a mí’, ‘Hey Boy Hey Girl’), diferenciándose en alguna curiosidad. DJ Coco pinchó ‘Tik Tok’ (¡Kesha al Primavera ya!) y BuffetLibre cerraron con ‘El vals del obrero’ de Ska-P. Y menudo hit sigue siendo. Sebas E. Alonso.

Fotos y vídeo: Nadia Leal.

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JNSP