El problema es que el cambio de liderazgo no ha sentado nada bien a la emisión. Con la despedida de Luján, ‘Granjero Busca Esposa’ también ha perdido parte de su encanto. El humor socarrón del que solía hacer gala Luján, las preguntas perfectas en el momento adecuado y el comentario punzante a los participantes eran una seña de la casa. Todo eso, lo más interesante, ha dejado paso a un tufo ‘Sálvame’ que no termina de encajar. ¡Pero si hasta han llevado un polígrafo!
Pese a todo, parece que los redactores han estado bastante finos con el casting, que es el otro 50% del atractivo del programa. Si bien muchas situaciones están forzadas a través del guion, o desvirtuadas a base de la edición, es fundamental que los participantes sean naturales frente a la cámara, y en eso estos se llevan la palma. Entre el vasco que es de esos vascos que ya no se hacen (con Rh negativo y todo, seguramente), la granjera con nombre de tonadillera, el terrateniente forrado y el cabrero hipster, los participantes pueden dar mucho juego.
Aun así, por favor, Luján, vuelve y pon orden en este dislate. Necesitamos ese comentario puntilla a cada expulsión.