Pues bien, pasado este tiempo, la chica se ha animado a editar su primer álbum con cara y ojos, ‘Lil Empire’. Y la verdad es que el resultado sorprende para bien. Ciertamente, ella es una de esas artistas que o se aman o se odian por culpa de sus aniñadas cuerdas vocales y porque en sus divertidos videoclips no disimula ni un ápice su vena más mamarracha (estudió filosofía y acabó obsesionándose con el psicoanálisis, por lo que los coloristas universos de sus vídeos no dejan de ser según ella representaciones surrealistas de su subconsciente). Pero si nos centramos en las canciones exclusivamente, lo que nos encontramos en este debut es un buen puñado de canciones que desde la primera escucha se incrustan de mala manera en el cerebelo. Lo que viene siendo pop de calidad, ni más ni menos.
Ya sea valiéndose de percusiones tanto tropicalistas (‘Hawaii’) como africanas (‘The Flute‘ y ‘Milk Bath‘), o tomando prestado pianos de house noventero (‘Baby Love‘, la cual debe de sonarte de un anuncio), Petite Meller domina a la perfección lo que es una buena melodía. Asimismo, también le pirra un buen saxofón (por ello define su música con la imposible etiqueta de «nouveau jazzy pop») como demuestra en ‘Backpack’ o ‘Power’. Pero cuando se pone más electrónica de la cuenta, lo que ocurre en la muy Chvrches ‘Lil’Love’, en la que además colaboran los australianos Pnau, lo que sale es un hit incontestable que debería bailarse con los brazos en alto en cualquier buen antro que se precie cada fin de semana.
Toda ella es un personaje en sí mismo pero, a la espera de ver cuáles serán sus siguientes pasos, Petite Meller es la loca más entrañable y divertida que ha surgido últimamente.
Calificación: 7,7 /10
Lo mejor: ‘The Flute’, ‘Milk Bath’, ‘Baby Love’, ‘Lil’ Love’
Te gustará si te gustan: el pop, sin más, y las artistas que se abrazan al surrealismo visual
Escúchalo: Spotify
Cómpralo: Amazon