Cass McCombs / Mangy Love

En 2011 llegó uno de los momentos más significativos en la carrera de Cass McCombs: su disco ‘Wit’s End‘ contenía una canción pasmosamente hermosa, ‘County Line‘, que lo separaba instantáneamente de las hordas de artistas dados a prospecciones musicales en el pasado por una razón bien sencilla: era una composición impecable, excelente, que sonaba a clásico. Además, su aroma a vieja balada comercial de los 70 la hacía extrañamente entrañable.

A lo largo de sus siguientes discos McCombs ha continuado siendo ese personaje fascinante que en cada entrega daba en la diana melódica con un par de canciones como esa, haciéndolos muy disfrutables pero con partes prescindibles. Por esa razón me ha resultado tan excitante comenzar a escuchar este ‘Mangy Love’ al calor del verano saliente: conforme las canciones se sucedían eran a cuál más impresionante. McCombs ha abrazado definitivamente en este álbum –su primera entrega para el sello ANTI– el sonido de las radios americanas comerciales de los últimos 70 y primeros 80 pero sin abandonar su personalidad, y en su momento más feliz de inspiración: forma y fondo convergen en una primera mitad del disco realmente apabullante. Temas construidos a base de circunvoluciones de guitarra muy contemporáneas, no del todo alejadas de los arpegios de Mac DeMarco, que se repiten oblicuamente combinadas con excavaciones sonoras no tanto de sonido Americana (que algunas críticas siguen empeñadas en citar) como de soft rock, del pop sofisticado de Steely Dan, o incluso de la voz y melodías cálidas de Gerry Rafferty.

Y a pesar de esa naturaleza hipnótica y repetitiva, en casi todas las canciones hay espacio para un estribillo memorable o un riff inteligentemente construido. Como decía al principio: las buenas canciones, ese gran separador entre los héroes y las bestias. Todo esto queda claro desde el mismo inicio con la perfecta ‘Bum Bum Bum’, con esa maravilla de pop-soul que es ‘Opposite House‘, o con la preciosa ‘Laughter Is The Best Medicine’ y su sonido entre Don Fagen y los saxos de ‘Your Latest Trick’ de Dire Straits. Y sin embargo la profusión de sintes espaciales y detalles sonoros extraños, sumados a las muy personales letras que contienen reflexiones sinceras (sobre el racismo, en ‘Bum Bum Bum’), pero también puro surrealismo («Can’t you see I have no feet? / We’re like two peas in a pod / Netflix and die») tiñen a las canciones de un color muy personal, a veces onírico a veces irónico, alejado de las connotaciones de la música comercial a la que hacen referencia. ‘Medusa’s Outhouse

‘ es quizá la más hermosa de todas, una espiral de melodía dorada y balsámica, la única que recupera aquel memorable falsete de ‘County Line’, y otro clásico instantáneo en el canon de McCombs. El solo y arreglos de guitarra de Blake Mills (que ha colaborado con desde Lucinda Williams a Sky Ferreira) resulta realmente sublime, como lo es en general la detalladísima instrumentación y paleta sonora del disco: sonidos secos de caja Supraphonic, guitarras de exquisitos timbres e infinitos matices, cascadas de notas de piano, ecos y producción cinemascópica.

La magia del disco se quiebra un poco, sin embargo, a mitad de camino. Salvo por el intervalo interesante pero menor de ‘Rancid Girl’, las primeras 7 canciones son tan deslumbrantes que la segunda mitad desluce. Lo cual no quiere decir que sea mala, pero una cara A de 9/10 hace más complicado el disfrute de una cara B de 6,5/10 (alerta de spoiler sobre la nota final). Sin embargo, con un poco de buena disposición se puede disfrutar de esa extraña cumbia pro-feminista titulada ‘Run Sister Run’ (¡ecos de ‘La Isla Bonita’!) a pesar de resultar demasiado larga. O de las texturas de canciones con melodía inferior como ‘Chinese Alley’ o ‘Switch’. Por suerte, el bello cierre de ‘I’m a Shoe’ las redime con creces. Es quizá la canción con menos cromados-para-las-FMs, la que más recuerda a la parte folkie de su discografía anterior, y de nuevo una melodía magnífica.

En ‘Cry’, McCombs canta «No more cliché songs». Y desde luego en este ‘Mangy Love’ consigue ese complicado truco que artistas como Ariel Pink lograron anteriormente: resucitar sonidos clásicos, clichés que casi eran anatema en el pop independiente y reencuadrarlos en su propio universo, creando así algo auténticamente singular. Es una las vías de evolución del pop actual más fascinantes. El álbum se queda a unas canciones de ser el clásico que sin duda McCombs ambicionaba (es su entrega más producida y detallada), pero nos deja la cara A más inspirada que he oído este año en un disco de pop.

Calificación: 7,8/10

Lo mejor: ‘Bum Bum Bum’, ‘Laughter Is The Best Medicine’, ‘Medusa’s House’, ‘Opposite Outhouse’, ‘Cry’
Te gustará si te gusta: Steely Dan, Mac DeMarco, Kurt Vile, el sonido Americana de radiofórmula. O si te gustaría oír a Tobias Jesso Jr. con un leve toque hipnagógico.
Escúchalo: Spotify.
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Publicado por
Jaime Cristóbal
Tags: cass mccombs