Sin embargo, después de escuchar las 12 canciones de ‘Care’, que extienden la duración del álbum hasta los 58 minutos, la verdad es que aquella descripción suena fatal. El proyecto de Tom Krell no ha cogido precisamente lo mejor ni de los «solos de guitarra», ni de los «estribillos tamaño estadio», ni de la pobre «Céline Dion», que bastante ha tenido ya con haber protagonizado un libro que en España se ha llamado ‘Música de mierda’ y haber perdido a la mitad de su familia en menos de 2 años, como para ponerse a escuchar esto solo para tratar de dilucidar si su mención es de coña o va en serio. Sobre todo porque no lo va a conseguir.
Varios son los problemas a los que se enfrenta ‘Care’. El primero es de base. Desde que la primera canción del álbum, ‘Can’t You Tell’, un tema sobre hacer el amor, se abre directamente con su estribillo, y la siguiente, ‘Salt Song’, va a un silbidito pegada, se empieza a intuir que algo no va bien. Las melodías del disco se adivinan forzadas -cuando no pasan desapercibidas- y las letras mal encajadas, la mayoría de ellas construidas a través de excesivos puentes, pre-estribillos, nuevos versos y outros que extienden casi cada canción innecesariamente sin llevarla a ningún sitio, como reflejan el despegue final y gratuito de ‘Salt Song’ o los arreglos disco de los últimos segundos de ‘Anxious’.
Tampoco ayuda que, después de los 2 millones de copias vendidas por The Weeknd de ‘Beauty Behind the Madness
‘, How to Dress Well explore su vena más amable sonando a Michael Jackson tanto como Abel Tesfaye (en partes de ‘What’s Up’ no sabes quién de los tres está cantando), en lugar de ahondar en la más oscura, aquí a duras penas representada por una ‘The Ruins’ que contiene unas gotitas de trap y unas gotitas de la Björk de ‘Hunter’, y algún punto de ‘Time Was Meant to Stay’. El artista suena oportunista y no logra convencer del todo ni cuando suena almibarado como en ‘Burning Up’ ni cuando se acerca a las sonoridades de The Postal Service en la torpe ‘I Was Terrible’.Aunque lo peor son algunos de sus textos, no cuando nos habla de amor, pues al amor le podemos perdonar caer en lo cursi si tenemos el día tonto. La cosa es mucho peor cuando Krell quiere tocarnos con lo social. ‘Anxious’, una canción buenrollera en la estela de Phil Collins y el Paul Simon más colorido, arranca preguntándose lastimosamente: «¿Por qué soy tan patético? / ¿Por qué soy adicto a recibir atención? / Cuando todo lo que quiero es amor y afecto / He tenido una pesadilla sobre mis menciones en Twitter». Todo un drama de primer mundo. Y en la misma línea está la tremenda ‘They’ll Take Everything You Have’, sobre los males de requerir un segundo trabajo o de mirar demasiado el móvil, concluyendo un «I don’t wanna hear them saying: «Hey man well, that’s just the way it is»» que pretende… ¿lanzarnos a las calles?… para en realidad adormecernos desde su simpleza. Ahí es donde How to Dress Well suena como un Youtuber que acaba de empezar a reflexionar en voz alta frente a la cámara, en lugar de como lo que es, un señor de 32 años con cierto prestigio a sus espaldas que debería estar averiguando la manera de sumar en lugar de restar.
Calificación: 5,5/10
Lo mejor: ‘Lost Youth / Lost You’, ‘What’s Up’
Te gustará si te gusta: mucho The Weeknd, los anteriores del artista y las canciones cuanto más largas mejor.
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