4 razones para ver ‘Un monstruo viene a verme’ y una para talar el árbol con Bayona encima

Vete preparando el paquete de clínex. Después del tsunami de lágrimas que provocó con ‘Lo imposible’, J. A. Bayona vuelve a los cines con idéntica misión: hacerte llorar hasta que acabes hipando y aullando como una fan de One Direction. El director del ‘El orfanato’ (en la que también se lloraba al final) no ha podido elegir mejor material para su nueva película. El libro de Patrick Ness, editado hace dos años por Nube de tinta, parecía escrito para que él lo dirigiera. No en vano, Bayona ya ha dicho que, aunque parta de material ajeno, esta adaptación es su película más personal.
¿Merece la pena ‘Un monstruo viene a verme’? Te damos cuatro razones para el sí y una para el no:

1. La historia. El original literario es una maravilla. Un hermoso cuento, mezcla de fantasía gótica y melodrama juvenil, ideado por Siobhan Dowd (‘El misterio de la noria de Londres’) antes de morir de cáncer con 47 años, y que acabó desarrollando Patrick Ness, quien también ha escrito el guión. Aunque se echa de menos algún personaje, como la amiga del niño protagonista, Bayona conserva intacto el poder de fascinación del relato, su carga emotiva y, en especial, su inteligente uso de la moraleja.

2. Las secuencias animadas. Extraordinarias. Los relatos que le cuenta el monstruo al niño son muy atractivos y evocadores, como si estuvieran narrados en el bosque a la luz de una hoguera. Pero es que además su ilustración es magnífica. Delicadas piezas de animación digital inspiradas en las ilustraciones de Edmund Dulac y en la técnica de la acuarela.

3. La integración entre realidad y fantasía. Las apariciones del monstruo, cuyo diseño está basado en los dibujos que realizó Jim Kay para el libro, son fabulosas. En ningún momento parecen pegotes de CGI incrustados en la imagen real, ni tampoco una exhibición de efectos especiales que aparecen interrumpiendo la fluidez narrativa del relato. Son grandiosos, sí, pero están al servicio de la intimidad de la historia.

4. Las enseñanzas del monstruo. En estos tiempos donde se ganan elecciones y referendos a base de simplificar hasta límites inmorales los discursos, o blanco o negro, o con nosotros o contra nosotros, ver como un tejo le explica a un niño que la realidad es compleja, ambigua y, en muchos casos, contradictoria, y que no se puede llegar a la verdad de un simple vistazo, da tanto gusto como ver a Sigourney Weaver hecha toda una yaya.

5. Su exceso de subrayados melodramáticos. No era necesario dejar la puerta abierta de la habitación del hospital. No hacía falta. La historia es lo suficientemente emotiva como para no tener que restregarnos por las narices la enfermedad de la madre ni recurrir a los típicos vídeos domésticos para que veamos lo felices que eran antes y los sueños que el cáncer se va a llevar consigo. No hacía falta porque la narración incluye varios detalles (la hora en la que aparece el monstruo o el cuaderno del final) que por si solos bastan para que se te caigan dos lagrimones más grandes que la ola de ‘Lo imposible’. ¿Para que hacer leña del árbol caído? 7

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Publicado por
Joric
Tags: bayona