Uno de los momentos más hermosos viene cuando se recupera la carta de despedida que escribió recientemente a su ex pareja Marianne (la de ‘So Long, Marianne’) cuando supo que iba a morir, y la respuesta que recibió de sus allegados en Noruega. Quien no se emocione con ese tarareo de ‘Bird on the Wire’ en la que fue su última hora de vida es que no ha sentido nunca nada con la música.
El reportaje recuerda también ciertos problemas con discográficas o para vivir de su música por no haber sido (casi) nunca un artista superventas (se pasa por alto el exitazo de ‘I’m Your Man’, quizá porque este no llegó tanto a Estados Unidos como a países como el nuestro); y también alguno de sus amoríos, como Rebeca de Mornay, Joni Mitchell o el de esa mánager que le robó, le acosó y le llevó a la ruina, lo que le obligó a salir de gira cuando ya era un anciano.
También interesantes son sus reflexiones sobre sus años de retiro y meditación, narrando qué tenía a su disposición o las consideraciones actuales hacia su maestro zen después de que este fuera acusado de abusos. «Era un tío travieso», concluyó en su momento, dejando también esta perla sobre la vida monacal: «La gente tiene la idea de que un monasterio es un lugar de serenidad y contemplación. No es así en absoluto. Es un hospital, con un montón de gente que acaba allí porque a duras penas puede andar o hablar. Así que gran parte de la actividad que hay es conseguir que la gente aprenda a hablar y andar y a respirar, y a prepararse su propia comida o a labrar su propio camino en medio del invierno».
Finalmente, recita el texto de una canción inacabada, mostrándose incapaz de terminar los temas a medias que tiene, y dejando el titular que ha dado la vuelta al mundo. «No creo que sea capaz de acabar esas canciones. Quizá, ¿quién sabe? Tal vez reciba un nuevo aliento, no lo sé. No me atrevo a atarme a una estrategia espiritual. No me atrevo a hacer eso. Tengo trabajo que hacer. Encargarme del negocio. Estoy preparado para morir. Espero que no sea demasiado incómodo». También habla sobre cómo su salud ha empeorado, sobre todo en relación a su espalda. «Estás perdiendo demasiado peso, Leonard. Te estás muriendo, pero no tienes que cooperar con entusiasmo con el proceso. Oblígate a ti mismo a comer un sándwich», bromea.
Sus allegados indican en el reportaje que no habrá más giras, aunque no se descarta alguna actuación suelta, por lo que la realidad es que Leonard ha pasado de hacer conciertos de 3 y casi 4 horas a la nada. Ningún fan español habrá olvidado el día que canceló en Valencia tras desmayarse cuando llevaba solo un par de temas sobre el escenario.
A falta de tener en nuestras manos su nuevo álbum y averiguar exactamente qué nuevas historias nos ha contado Cohen, su obra ha hablado siempre de la inmortalidad y más en la última etapa. «Soy viejo y los espejos no engañan» era una frase de ‘Crazy To Love You’; y “no tengo futuro, me quedan pocos días” era una frase de ‘Darkness’, ambas incluidas en ‘Old Ideas‘ en 2012. Eso sí, nunca ha faltado el humor y ‘Popular Problems’ en 2014 arrancaba bromeando: «estoy bajando el ritmo de la canción / nunca me ha gustado lo rápido / quieres llegar pronto / y yo ser el último / y no es porque sea viejo / es que no es la vida que he llevado / siempre me ha gustado despacio / eso es lo que mi madre me enseñó».