Kings of Leon / WALLS

Los Strokes han confirmado que graban nuevo disco. A nadie le importa después de lo de su último EP. De manera totalmente improbable, Kings of Leon les han comido la merienda. Puede que lo que hagan los de Julian Casablancas siempre sea más interesante porque suyo es ‘Is This It?’ y porque algunos de sus devaneos experimentales tenían más gracia de la que parecía, pero ojo: Kings of Leon han dejado atrás sus problemas internos, los meltdowns que subieron a los escenarios, los días en que viajaban en cochazos separados sin hablarse y por suerte también las sesiones de producción con Angelo Petraglia, con quien llevaban acomodados casi 10 años.

Que nadie espere de ‘WALLS’ una ambición tamaño Radiohead, pero el propio grupo reconoce que Markus Dravs (Arcade Fire, Coldplay, Florence and the Machine) es el primer productor que ha tenido las agallas de decirles: «no me gusta esta canción, no es buena, pasemos a otra». Este atrevimiento que tantas superestrellas del estatus de esta banda no consentirían se traduce en un disco ligerísimo, pero casi nunca tonto si obviamos algunas letras, de 10 canciones y 42 minutos. Entre ellas, bastante single con potencial y bastante tema curioso.

El sencillo principal es ‘Waste A Moment’, que tras su oscuro comienzo con bajo post-punk, se convierte líricamente en un cruce entre ‘Living on a Prayer’ y ‘Bonnie & Clyde’. Esa reconciliación que proclaman con ‘Sex on Fire’ (ellos mismos dicen que este bobo título lo grabaron de broma y se les fue claramente de las manos), se plasma en esta suerte de recreación. No es a la desesperada, pues hay mejores canciones en el disco. El afro-pop de ‘Around the World’ suena tan jovial como su llamada a tocar en la calle, que parece corresponderse con el hecho de que hayan vuelto a grabar en Los Ángeles como sucedía en sus dos primeros discos («My corner, you’ll find me every day / The boys come out / That’s where we like to play») y ‘Find Me’ es ese single de rock que ya no termina de salirles a Bloc Party.

Si ‘Eyes On You’ contiene no uno sino dos puentes instrumentales que podríamos asociar a Albert Hammond Jr en los Strokes, también es de agradecer la guitarra a lo R.E.M. y The La’s o incluso Teenage Fanclub de la cuca ‘Wild’: los punteos son uno de los aciertos de este disco como también muestra el final de la anodina ‘Reverend’, que dedican al cantante de country Blaze Foley. Puede que sea una obviedad cerrar con un número intensito como ‘WALLS’, pero el disco agradece el excelente equilibrio entre canciones pequeñas como ‘Conversation Piece’, de preciosos y sutiles arreglos; curiosas como ese momento latino y playero de ‘Muchacho’ que se dedica a un amigo que ha fallecido de cáncer pero evita sonar lacrimógeno; o tan grandes como ‘Over’, que trata el tema del suicidio. Esta última empieza como una canción electro -entendiendo electro por el momento más bailable que pudieran entregar Yeah Yeah Yeahs-, para después dejar que la guitarra acústica se apodere de la canción, y terminar como un coreable himno llenaestadios, en este caso para bien. No parece durar más de 6 minutos ni remotamente.

‘WALLS’ no muestra a unos Kings of Leon que vayan a callar bocas, madurísimos o súper sorprendentes, pero sí suenan relajados, seguros de sí mismos y, lo que es más importante, certeros. Pese a su inexplicable portada, el disco durará sin problema al menos hasta que lleguen los festivales y los viajes por carretera del verano que viene. Cuando dicen que ahora se llevan mejor, «todo lo bien que se puede llevar una familia dentro de un grupo», hasta nos lo creemos.

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Publicado por
Sebas E. Alonso