Eres muy joven, pero tienes un bagaje musical amplísimo, que te ha llevado por medio mundo literalmente. ¿Cómo nace tu interés por la música y cómo te ha llevado hasta donde estás?
Nace de forma espontánea desde muy pequeña, y de una forma lo suficientemente firme como para que mi vida gire en torno a la música y para que esta sea el medio por el cual me exprese.
¿Y de dónde viene tu interés por el flamenco? Porque, aunque ahora te muevas en otros círculos, tu carrera se había centrado en el flamenco. ¿Quién descubrió tu precioso pellizco que, sabrás, remite a los cantes antiguos?
Se había, se ha centrado y sigue centrada en el flamenco. No sé quién lo descubrió, lo que sí sé es quién me ha acompañado todos estos años con mucho amor y paciencia, hasta la fecha: mi maestro Chiqui de la Línea, con quien he aprendido a apreciar todo lo antiguo y quien, a la vez, me sigue animando a descubrir cosas nuevas.
«Trato de respetar la idiosincrasia de cada estilo (…). Ahora bien, de cara a la interpretación, (…) sí pueden converger todas mis influencias»
Sin embargo, no pareces conformarte con las convenciones de ese estilo, ya no solo en lo formal, sino también en la técnica. He visto un vídeo tuyo cantando una bulería y por momentos tienes arranques souleros… Te has educado en una mezcla musical muy amplia, ¿no?
Sinceramente nunca he percibido que mezcle el soul por bulerías, trato de respetar la idiosincrasia de cada estilo, por lo menos aquello que hace que una bulería sea una bulería y no otra cosa. Por ello intento, en la mayor medida posible, ser fiel a las melodías más antiguas y originales. Ahora bien, de cara a la interpretación, las dinámicas, la colocación y emisión vocal, las intenciones… ahí sí pueden converger todas mis influencias.
En ese sentido, ¿te inspiró especialmente trabajar con Rocío Márquez, que destaca por experimentar con su cante?
Rocío es amiga y compañera. Admiro muchísimo las decisiones que toma como artista y la respeto mucho como cantaora. Estar cerca suyo es inspirador en todos los sentidos.
«[Refree] se sentó en el piano y yo me puse a cantar un tema de Bonnie “Prince” Billy… y fue tan intenso que decidimos hacer un disco juntos»
¿Y cómo descubriste a Raül? ¿O más bien te descubrió él a ti? ¿Cómo surge la idea de trabajar juntos?
Un amigo en común nos presentó un día, y mientras tomábamos algo comentamos lo que escuchábamos en aquel momento y nos dimos cuenta de que coincidíamos en mil cosas. Las primeras semanas que quedábamos no tocábamos, solo escuchábamos música juntos, pero un día él se sentó en el piano y yo me puse a cantar un tema de Bonnie “Prince” Billy… y fue tan intenso que decidimos hacer un disco juntos. Este disco ya tiene nombre, es flamenco y no es flamenco, se llama ‘Los Ángeles’ y saldrá a finales de enero de 2017.
Este es tu álbum de debut y es en el que habéis trabajado de manera conjunta, ¿verdad? ¿Cómo es?
‘Los Ángeles’ habla de la muerte de distintas formas, desde distintos cantes. Hemos partido del flamenco pero tampoco nos ha importado alejarnos. Hemos experimentado todo el tiempo tratando de encontrar un lenguaje primario y personal.
Por el momento hemos escuchado ‘Catalina’. ¿Cómo surge la idea de rehacer estos tangos antiguos de Manuel Vallejo?
Pedro G. Romero me descubrió este tema mientras cantaba en un espectáculo llamado ‘Julio Romero de Torres‘. Me pareció una bonita casualidad que podía encajar en el disco que estábamos preparando, y cuando se lo canté a Raül él lo vio claro para incluirlo en ‘Los Ángeles’.
Sabías que se dice que ‘Macorina’, la célebre canción de Chavela Vargas, se basa en ellos, ¿verdad? De hecho, la manera de tocar la guitarra de Raül remite a la solemnidad de esa canción, a mi parecer…
Puede ser…
También hemos podido escuchar la que sería la cara B del single, ‘Que se muere, que se muere’. ¿Es un tema original vuestro?
No, son unos fandangos.
Nos ha sorprendido bastante un vídeo que circula en Youtube con una actuación vuestra, en Ornitofest, que está casi en las antípodas de esas dos canciones. Más bien suena al soul de James Blake o Låpsley. ¿’Los Ángeles’ tendrá también algo de esto?
Raül y yo no dejamos de hacer pruebas-ensayos y de ponernos en registros diferentes. El Ornitofest fue la excusa perfecta para montarnos un set electrónico, componer e improvisar, pero no tiene nada que ver con ‘Los Ángeles’, que está a punto de ver la luz.
¿Cómo te sientes al lograr llenar dos días seguidos el Teatro del Arte de Madrid? Es muy fuerte, para ser alguien que pocos conocían hace 6 meses, ¿no?
Pues me siento agradecida, y también muy consciente de todo el trabajo que aún queda por hacer.
Sin embargo, entiendo que tampoco te asusta, ¿verdad? Leo que has actuado en un festival de cine en Panamá con Chicuelo, en el Grec de Barcelona, en Hamburgo o Hannover interpretando la música de ‘Blancanieves’ de Pablo Berger, en el Palau de la Música, las giras con Rocío Márquez… Y, ojo, has cantado en Casa Patas, uno de los templos del flamenco. A ti esto ya ni te asusta ni te coge de nuevas, ¿no?
Hace muchos años que decidí darle al escenario la misma importancia que le he dado a la investigación, la transcripción de cantes o todo lo que tenga que ver con la música y no sea interpretación.
También quería preguntarte, claro, por las colaboraciones con C.Tangana. ‘Antes de morirme’, sobre todo, ha sido uno de los pelotazos del verano. ¿Cómo le conoces y cómo surge hacer juntos esos temas? ¿Te ves volviendo a hacer cosas de hip hop?
Me gusta el hip hop desde que tenía 12 años, estoy segura de que ese género me acompañará siempre. Antón y yo nos conocimos, al igual que con Raül, por amigos en común. Me encanta lo que hace, cuando le oyes sabes enseguida que es él, tiene mucha personalidad. De forma muy natural nos apeteció meternos en un estudio y componer. Recuerdo que él se sorprendía de nuestra conexión al construir melodías o letras juntos, en cambio yo no sé por qué intuía que aquello sería así desde la primera vez que le oí.
Con esos temas te has convertido en algo así como una celebridad para un público muy joven y muy diferente al que, probablemente, te habrá visto actuar hasta ahora. ¿Temes decepcionar a quienes acudan a verte esperando algo de eso?
Tengo un compromiso conmigo misma y con la forma en la que entiendo la música. Si alguien ha indagado un poco en quién soy y viene a verme actuar ya sabe a quién va a ver. Yo soy la misma haga lo que haga, sea el género que sea. Para mí es lo mismo cantar una balada de R&B que una bulería lenta. Y personalmente, me parecen mucho más interesantes los artistas que consiguen transmitirme siempre quiénes son mientras buscan nuevas formas de hacerlo.
Y al revés: quien conozca tu talento para el cante, ¿qué va a pensar de tu lado soul? ¿Ya te ha llegado alguna crítica por ahí?
Es imposible que te quiera todo el mundo, hace años que lo entendí y por ello no dedico tiempo a pensar en la respuesta que vaya o no a tener el público… La complacencia no es una de mis premisas, intento ir a lo mío. Pero gracias a Dios estamos viviendo un momento de apertura no solo en el flamenco, sino en la música en general y puede que en parte sea gracias a la falta de prejuicios y complejos que caracteriza a mi generación.
«En el flamenco han coexistido y siguen coexistiendo dos formas muy claras de afrontarlo: conservando o renovando. (…) para mí ambas son igual de necesarias e interesantes»
¿Crees, asimismo, que cada vez el público es más entendido y sabe apreciar ambas cosas o sigue habiendo más purismo que otra cosa?
No creo que sea una cuestión de ser más o menos entendido. Creo que se pueden tomar varios caminos o actitudes frente a una misma cosa. En concreto en el flamenco han coexistido y siguen coexistiendo dos formas muy claras de afrontarlo: conservando o renovando. No hay una mejor ni peor, para mí ambas son igual de necesarias e interesantes.
Por último, quería preguntarte por el show de Apolo. ¿Qué puede esperar el público que acuda a él?
No puedo decir qué pueden esperar porque ni yo sé qué va a pasar ahí, esa en parte es la gracia. Nos ponemos al servicio de la música y del escenario para que aquello que compartamos con el público esté vivo. En ‘Los Ángeles’ prima la emoción y la emoción no se puede controlar, es imprevisible.