‘Wake Up Alone’: un día (y noche) en la mente de Amy Winehouse

Hoy, 27 de octubre, se cumplen 10 años de la salida de ‘Back to Black’ de Amy Winehouse en Reino Unido (en Estados Unidos y España salió en marzo de 2007). Se podría decir que se cumplen 10 años, también, del nacimiento de Amy en la iconografía popular de nuestro tiempo, del surgimiento de una estrella eterna que transformó la industria musical a su imagen y semejanza, devolvió el soul a la radiofórmula, influyó a decenas y decenas de artistas posteriores y dejó un gran disco para la historia cuya calidad solo ha aumentado en los años que han sucedido a su lanzamiento hace una década.

Todos y todas recordamos los singles que salieron de este disco post-ruptura, desde la macarra ‘Rehab’ hasta el rayo de esperanza, vía Marvin Gaye y Tammi Terrell, de ‘Tears Dry On their Own’ pasando el pesimismo taciturno hecho canción de ‘Love is A Losing Game’ (probablemente la mejor canción de Amy). Si ‘Back to Black’ es historia es precisamente porque todas sus canciones eran igual de buenas o casi y una de ellas, ‘Wake Up Alone’, que nunca salió de single, es otro clásico no tan conocido de este disco -sí ampliamente querido por los fans de Amy, no obstante- en el que hoy me quiero detener.

‘Wake Up Alone’ es una balada soul clásica compuesta por Amy y producida y arreglada por Mark Ronson y Gabriel Roth en los estudios Dapking, Chung King y Metropolis de Londres. No tan clásica es su historia de anhelo romántico convertido en depresión y adicción al alcohol, que es lo que nos describe aquí una Amy que pasa su día distraída con nimiedades para no pensar en su amado. «Harta de llorar» y con tal de no darse de nuevo a la bebida, Amy limpia su casa, sale a la calle «para no pensar en pensar» y, en general, se mantiene ocupada haciendo cosas. Hasta que llega la noche…

Es magistral la manera en la que Amy nos traslada, con su poesía, a su realidad, al momento en que el vacío vuelve a su vida «en cuanto se pone el sol». En este instante, Amy se reencuentra con su amado, pero no es una reunión agradable sino llena de angustia. «Él es salvaje en mis sueños, se adueña de mi estómago, me inunda de un miedo que empapa mi alma», canta Amy, acongojada; «él nada en mis ojos al lado de la cama». Hacia el final de este pasaje, cuando Amy decide, valientemente, entregarse a él mientras la luna emite su luz desde el cielo, la cantante «despierta sola» y vuelve a su realidad, a su vacío.

Se habla mucho de la preciosa voz de Amy, de su don para expresar dolor de la manera más hermosa, tanto como de la enorme calidad de sus canciones, pero no tanto de su don para la poesía, que ‘Wake Up Alone’ demuestra particularmente bien en pasajes de enorme emotividad pero en absoluto estridentes u obvios, sino más bien delicados. Nos describe Amy, tras su primer encuentro en sueños con su amor, que preferiría no dormir pues «al segundo en que paro, el sueño me alcanza y me quedo sin respiración». La cantante, exhausta tanto psicológica como físicamente, cae nuevamente rendida a la pesadilla, cuando «la oscuridad me cubre y ya no puedo correr». ¿Su deseo? Estar al lado de su amado y «bañarnos en luz azul», la luz de la tranquilidad, esa que evade a Amy desde el amanecer hasta el ocaso, cuando «vuelve a la oscuridad».

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Publicado por
Jordi Bardají