La Oreja de Van Gogh han anunciado que el cierre de su gira será el 26 de diciembre en el Palacio de los Deportes de Madrid. Las entradas para el show de despedida de esta era están a la venta en Ticketea.
En primer lugar, enhorabuena por el éxito que el disco ha tenido nada más salir, colocándose en número 1 de iTunes en España y 6 países de Latinoamérica. Está claro que vuestro público no os da la espalda, supongo que estaréis contentos con la recepción.
¡Sí, muy contentos! Siempre es difícil valorar solo por cuestiones numéricas, pero lo que nos llega de fans, medios y demás es muy positivo. Ten en cuenta que no es fácil, este es ya nuestro séptimo disco y siempre intentamos innovar un poco. Sin que se nos vaya la pinza, pero crecer. Así que nunca sabes cómo se va a responder a eso.
Precisamente, es vuestro séptimo disco y cumplís 20 años como banda. Imagino que no es fácil seguir contando con el respaldo del público, después de tanto tiempo. De vuestro nivel comercial y vuestra generación, no siguen muchos grupos en activo.
No, nada fácil. De nuestra época, fíjate, del lado mainstream quedamos Amaral y nosotros, yo diría. Nosotros, de hecho, sentimos cierta nostalgia de aquellos tiempos, cuando en la radio sonaba pop de guitarras, porque hoy es prácticamente todo orientado al dance. Nos encantaría sonar junto a grupos más de nuestro estilo, más de canciones. Sentimos cierta nostalgia del concepto “banda”. No quiero decir que lo que hay sea peor, pero echamos en falta eso.
«Algunas canciones hemos tardado un mes en terminarlas. (…) Hemos sido, por decirlo así, más neuróticos»
En la nota de prensa de ‘El planeta imaginario’ se dice que este ha sido el disco más difícil de hacer para vosotros. ¿Por qué?
Bueno, ya sabes que a veces en las notas de prensa se exageran las cosas… [Risas] Pero sí que es verdad que, bueno, entre todos tenemos 11 hijos, algunos muy pequeños, entonces tu prioridad ya no es la música al 100%, ¿no? Hay muchas circunstancias personales que te distraen. Por otra parte, ya no tenemos 19 años. Entonces, todo valía, todo cabía. Ahora todo es mucho más meditado, sabes que literalmente millones de personas van a escuchar cada nota, cada palabra, cada acorde, y eso te frena a la hora de avanzar. Algunas canciones hemos tardado un mes en terminarlas. De ‘Verano’, por ejemplo, no exagero si te digo que hay 30 versiones distintas: con ukelele, piano y voz… Una locura. Hemos sido, por decirlo así, más neuróticos. Pero a cambio de ser menos espontáneos, sí que creo que tenemos más seguridad, [nos sentimos] más en control para afrontar en las letras otros temas más serios, que no sean simplemente lo romántico y demás. O al menos, así lo hemos buscado. Creo que esa es la cara positiva de la madurez.
En este disco, al contrario que en ‘Cometas por el cielo’, en el que os atrevíais con arreglos electrónicos, la producción ha sido más conservadora, más ortodoxa, ¿no?
Sí, sí, es verdad. Ha sido totalmente adrede. Con ‘Cometas…’, por decirlo así, nos asustamos un poco. Fue una excursión de ida y vuelta. Nos gustó, pero nos sentimos más cómodos y nos identificamos más con la formación más clásica de pop, esa es la verdad.
En algunas canciones del disco, como ‘Diciembre’ o ‘Cuando menos lo merezca’, percibo algunos sonidos tradicionales norteamericanos. Igual ha tenido que ver con aquella gira que hicisteis por USA, con una producción más pequeña de lo que acostumbráis.
Molaría, pero no es tan premeditado. [Risas] Cada canción nos pide tirar a un lado u otro. ‘Diciembre’ tiene, sí, ese sabor tipo americana, con esas guitarras con reverb, jugando con los muelles… un poco ‘True Detective’, a lo Handsome Family, con los amplis al borde de crujir. Nos parecía sexy. Pero no lo buscamos, surgió así. Y ‘No vales más que yo’, por ejemplo, tiene un rollo yanqui, pero más de baladón, onda ‘Los Fabulosos Baker Boys’, usando los silencios como un elemento más…
«En nuestros principios, cuando en España éramos número 1 en Los 40 y tal, el equivalente al Mondo Sonoro en Los Ángeles nos metía en el mismo saco que a Le Mans»
¿Y cómo fue esa gira, cuáles fueron las sensaciones de volver un poco a vuestros inicios, a tocar en salas pequeñas, moviéndoos en furgoneta…?
Sí, sí, es una gozada. Te recuerda un poco lo que eres, te devuelve tu identidad, y eso mola mucho. Vivir la realidad de las salas… Es muy inspirador. Paradójicamente, mira que hemos hecho conciertos en sitios gigantes, emblemáticos… pero la caña de tocar en salas de 1.000, 2.000 personas no tiene igual. Nos llama mucho la atención la respuesta, porque allí somos mucho menos mainstream, y el ambiente es como más bohemio. En nuestros principios, cuando en España éramos número 1 en Los 40 y tal, el equivalente al Mondo Sonoro en Los Ángeles nos metía en el mismo saco que a Le Mans, compartíamos página con ellos. Tiene gracia, cómo la misma música, siendo aquí el grupo más denostado para el indie, allí se veía como algo alternativo.
Hablábamos de Latinoamérica antes, y yo percibo cierto eco de ranchera en ‘Tan guapa’, en la que por cierto cantas tú por primera vez, luego te preguntaré… Pero ¿es algún tipo de guiño a vuestras experiencias por allí?
[Risas] Bueno, puede ser, pero nosotros pensamos más en un rollo 50s, un poco Otis Redding, fíjate… Pero bueno, si te suena a ranchera, la culpa es solo nuestra… [Risas]
Y, bueno, ¿cómo surgió la idea de cantarla tú?
Nada, si es un bonus track… Pues fue que la maqueta estaba así, canturreada por mí, y el resto, un poco de broma, comenzó a decir que la dejáramos tal cual. Y jugando, jugando… A mí me daba terror la idea, pero sinceramente, no es falsa modestia. Pensaba “se nos está yendo la pelota”. Pero bueno, lo pasamos bien grabándola, la verdad, y a los fans les gusta.
Igual es un principio de algo, ¿no? ¿Te lanzarás más a menudo?
¡Qué va, qué va! Tengo demasiado poco talento y demasiado pudor.
Antes hablabas de que en la radio de ahora suena, sobre todo, música dance, pero en ‘Camino de tu corazón’ introducís unos ritmos casi reggaetoneros. ¿Os interesa ese tipo de rítmica, un experimento…?
Sí, bueno, era una forma de experimentar. Nosotros pensábamos más en The Wailers que en el reggaeton, pero bueno, programando ritmos al final nos quedamos con ese patrón…
Bueno, al final también es Caribe…
[Risas] Sí, son esas latitudes. Pero sí, es un experimento. En casi todos los discos hay algún tema en el que nos dejamos llevar y hemos hecho un poco de trabajo de laboratorio. Desde ‘El viaje de Copperpot’, donde estaba ‘Pop’, que tenía una 909, pumba pumba, bakalao… En cada disco hay un pequeño espacio para asustar a alguno. Pero bueno, incluso ese tema, para bien o para mal, sigue sonando a nosotros.
Tradicionalmente vuestras letras son usadas como principal argumento en contra por vuestros detractores: son enrevesadas, ripios…
Sí, sí…
«Sí queríamos mejorar [con las letras], pero sinceramente no teníamos ninguna espinita»
En este trabajo se percibe un esfuerzo por cambiar en ese aspecto. Por un lado, son más específicas, más claras, y por otro, tocáis, como decías antes, temas más adultos. ¿Era una espinita que teníais ahí y queríais mejorar?
Sí queríamos mejorar, pero sinceramente no teníamos ninguna espinita. A medida que avanzan los años, metemos muchas horas en el local y en el papel, que te dan más sensación de control, manejas mejor las herramientas, te atreves a contar las cosas con más profundidad, con más matices. Para nosotros este disco es un pasito más, no un gran paso, pero si alguien lo ve así, bienvenido. Y para el próximo será igual, intentaremos contar algo que te remueva, te despeine un poco. Cuando tienes 18 años el ángulo de visión es estrechito, pero ahora con 40, empiezas a ampliar, te atreves a hablar de otras cosas.
Bueno, es que hay temas crudos, delicados, más adultos. Empieza el disco y ¡bam!, Alzheimer (‘Estoy contigo’), y más tarde, violencia machista (‘No vales más que yo’), una madre enferma que se dirige a su hijo (‘Mi pequeño gran valiente’)… ¿Cuál de todas os ha sido más complicada de escribir?
Hombre, está claro que cuanto más delicado sea el asunto más miedo te da meter la pata. Con la violencia machista, por ejemplo, hemos tratado de evitar el oportunismo, la truculencia, lo facilón. Es directamente proporcional a lo sensible del tema.
En la redacción de JENESAISPOP pensamos que sois un grupo bastante ejemplar melódicamente, y que tenéis unas canciones fantásticas a lo largo de vuestra carrera. Pero quizá esto es algo que la crítica no valora lo suficiente. ¿Os sentís poco valorados por la crítica?
Bueno, entre la crítica, salvo Diego Manrique, hubo pocos que rompieran una lanza por nosotros y dijeran cosas como lo que acabas de decir. Entiendo que somos un grupo muy mainstream y que ni siquiera hemos entrado a trámite, pero también pienso que después de 20 años hemos demostrado que somos un grupo 100% auténtico, real. En un ámbito de crítica más serena, más puramente musical y menos de postureo, sí creo que estamos justamente valorados.
«En un ámbito de crítica más serena, más puramente musical y menos de postureo, sí creo que estamos justamente valorados»
Del mismo modo que el público y crítica valoran vuestro talento melódico, supongo que la industria y otros artistas también lo hacen. Tú mismo has compuesto canciones para otros artistas pop, como Auryn, Paulina Rubio, Sergio Rivero… ¿Os llegan muchas propuestas de componer para otros?
Sí, llegan un montón, pero para nosotros lo prioritario es la agenda del grupo. Personalmente, recibí muchas propuestas que tuve que desechar porque, precisamente, coincidían con este disco. Lo que hacemos fuera del grupo son como excursiones, cosas muy divertidas de hacer e inspiradoras, creativamente muy estimulantes. Pero casi siempre nos pilla muy ocupados, de gira o con la cabeza ya puesta en el próximo disco. Es algo puntual por eso, pero personalmente nunca ha habido nada que haya dicho que no porque sea disparatado. Más bien al revés, cuanto más disparatada mejor, es más divertido cuanto más antagónico. Aunque a veces aciertas y otras no.
¿Incluso de artistas foráneos, angloparlantes?
Sí, alguna vez, pero eso ya ha sido a través de la compañía. La verdad es que para mí la música y la letra, con perdón del último Nobel de Literatura, es algo que va entreverado, como la grasa del jamón. [Risas] Para nosotros sería difícil, escribir la música y no la letra, porque la semántica se ve reforzada por la música. Yo lo vería un poco impostor.
Este disco se titula ‘El planeta imaginario’ porque es así como veis los momentos en que os juntáis en el local de ensayo. ¿No guarda ninguna relación con aquel programa infantil que marcó tanto a nuestra generación?
No directamente, pero no nos molesta. Tenemos grabada a fuego esa versión de la ‘Arabesca’ de Debussy, por Isao Tomita. Lamentamos mucho su muerte, y de hecho lo mencionamos en Twitter. Era un crack, poca gente habla de él y para mí fue uno de los músicos más vanguardistas con los sintetizadores. Para mí está incluso por encima de Wendy Carlos, era un pintor de música inigualable.
En este disco, para mí, la voz de Leire suena más segura que nunca, más liberada. Lo percibo especialmente cuando escucho grabaciones anteriores. ¿Lo habéis notado vosotros, desde dentro?
Puede ser, pero es que aún estamos como demasiado dentro. Es como cuando vas con tu niño, te encuentras a la vecina y te dice “¡hay que ver, qué grande está!”. No tenemos perspectiva. [Risas] Ten en cuenta que llevamos 5 años prácticamente sin parar, haciendo al menos un concierto a la semana, grabaciones… Pero vaya, que me suena bien lo que dices.
¿Pero ella ya ha adquirido su espacio en el grupo, ya tiene una entidad?
Total, es que no podría ser de otra manera. El tema vocal es totalmente su área y ella manda ahí.
En diciembre comenzáis una gira que, de forma llamativa, es en salas de tamaño medio o pequeño, que lógicamente se están agotando rápidamente. ¿Es una cuestión de prudencia?
No, la idea es acompañar la promo con conciertos, dar a las canciones una realidad de forma un poco rápida, que hubiera actuaciones a la vista aunque fuera en sitios pequeños, al menos en varias ciudades importantes. Claro, lógicamente se están agotando rápido, pero bueno, repetiremos. En primavera estaremos en Estados Unidos y Latinoamérica, pero en verano ya haremos una gira por todo el país, haciendo plazas grandes.
Y, dada la cantidad de festivales que hay en nuestro país, ¿os planteáis tocar en un festival, si llegan ofertas?
Claro, por supuesto.
Por ejemplo, pienso que en un festival como Sonorama no sería tan extraño veros en el cartel, por ejemplo…
Totalmente, sería un placer, si la mitad de los grupos que actúan allí nos encantan. Lo que pasa es que todavía no… [Se ríe]
«La Oreja de Van Gogh ni se plantea para actuar en Sonorama. The Rural Zombies y luego, La Oreja de Van Gogh, ¿te imaginas? Alguno empieza a fibrilar»
¿Crees que hay muchos prejuicios hacia vosotros?
Sí, sí, los hay… Pero ojo, también al revés, seamos justos. Igual de prejuicio es que muchos grupos que valen la pena no suenen en radios generalistas. Yo pienso que Dorian podrían sonar sin problemas en Cadena Dial, por ejemplo. Pero ni se plantea. Por el mismo problema, La Oreja de Van Gogh ni se plantea para actuar en Sonorama. The Rural Zombies y luego, La Oreja de Van Gogh, ¿te imaginas? Alguno empieza a fibrilar.
[Risas] Pero bueno, si han actuado Raphael, Dúo Dinámico…
Falta tiempo, igual dentro de 10 o 15 años… Falta un poco aún para que llegue ese toque irónico, el paraguas de la ironía que cubre todo y permite todo.