Sharon Jones nació en 1956 en Augusta, Georgia, la misma ciudad que vió nacer a James Brown. Siendo adolescente, su familia se mudó a Brooklyn, Nueva York, y allí descubrió la incipiente escena funk y soul, en la que participaba con un papel secundario, realizando grabaciones y actuaciones como corista para otros artistas, a menudo sin acreditar. Así que hubo de trabajar en diversos oficios, como funcionaria de prisiones o vigilante de seguridad. Ella en todo caso no dejó de cantar de forma amateur hasta que al fin en 1996 la suerte pareció sonreírle por fin. Se presentó a una audición para hacer de corista en una grabación de Lee Fields y eso propició su descubrimiento por parte de los promotores de un sello.
A partir de ahí, Sharon comenzó a ganar notoriedad con álbumes de soul cuyo sonido parecía emerger de lo más recóndito de un catálogo de rhythm and blues de los años 60 y 70. Tras un par de discos, ‘Dap-Dippin´ with…’ (2002) y ‘Naturally’ (2005), en 2007 publicó un ‘100 Days & 100 Nights‘ que obtuvo gran reconocimiento crítico. Su público se vio amplificado, propiciando giras que la llevaron por todo el mundo, incluido nuestro país. Por suerte, hubo diversas giras y actuaciones que permitieron comprobar de cerca el torbellino que Jones era en escena. Incluso, actuando para presentar ‘Give The People What They Want‘, su primer disco tras recuperarse del cáncer y haber perdido su pelo.
Tras un disco de villancios soul el pasado año se presentaba, como decíamos, el documental ‘Miss Sharon Jones!’, que retrataba la particular vida de esta dama tardía del soul. Desde luego, es una desgracia que la hayamos perdido tan joven y con tanto que ofrecer, pero su historia de fé y fortuna extemporánea es digna de ser recordada, tanto como su fabulosa voz y sus canciones.