Música

Taburete / Dr. Charas

Los autores de música pop se sirven de diferentes recursos para crear su propio estilo y diferenciarse de otros. Puede ser el uso de quintas en las guitarras, de «drops», de ritmos trap, de voces distorsionadas, de una vertiginosa base rítmica, de sintetizadores vintage, de unas letras ocurrentes, etcétera. El principal recurso de Taburete, uno de los grupos de moda en España le pese a quien le pese, lo que les diferencia de otros, son las obsesivas referencias al alcohol en un porcentaje altísimo de sus canciones, como ya sucedía en el hit de su debut ‘Amos del piano bar’. Es como si su líder, Willy Bárcenas, «hijo de», tuviera algo de lo que huir y lo único que pensara fuera: «tronco, necesito evadirme».

‘Al alba’, la canción que abre su segundo disco ‘Dr. Charas’, habla de «copa, tubo, vaso, fino» y de «ritmos, ruidos y silbidos que se funden con el vino». La siguiente, la titular, es una canción de hoguera que reza «quiero despertar donde solo ofrezcan vino» y en otro momento más rocambolesco «indisciplinar, sólo engaña a las resacas», además de referirse a una borrachera y no a la política con la frase «estoy azul cuando llueve en La Habana». La tercera, ‘Sirenas’, habla de «en las cantinas, cómo bailan, cómo cantan» y tampoco puede ser más clara: «te han entrado ganas de bebértelo todo». ‘El pato’ menciona «si el día se apaga y me llamas borracha» y concluye «cuando la barra se pierde y nos vamos / Tan solo queda volar y volar y volar». ‘El rey del contrabando’ dice: «Me llaman Bambino / por el whisky, por el vino / y por ser el más pasao». ‘Kaiserlautern’ (sic) habla de «reposar un licor». La historia de ‘Johnny Pistolas’ sitúa al personaje pidiendo «un último trago» (¡por favor, Chavela Vargas, resucita!) y ‘El fin’ comienza diciendo «hoy ha llegado el fin con la botella en la mano». Únicamente ‘Hijos del soul’ parece exenta de referencias etílicas pese a que llegados a ese punto igual oyes «tiempos de ingesta» en lugar de «tiempos de gestas» o malinterpretas ese «tragar, tragar, tragar» que en este caso parece referirse al orgullo y, por una vez, no a la bebida.

Taburete depositan todas estas intenciones sobre una base de pop, guitarra y bajo de lo más ramplona y sencilla -muy evidente en la parte final de la paupérrima y buenrollera ‘Kaiserlautern’- que han tratado de ocultar con algún ritmo ska o algún arreglo mariachi. Lo cual deja un extraño sabor de boca, porque donde Bob Marley, Ska-P (de los que son fans) y hasta No Doubt utilizaban los sonidos jamaicanos para celebrar la diversidad o lanzar sus reivindicaciones, aquí es como un mueble decorativo que no pega. El mejor ejemplo podrían ser John Convertino y Joey Burns de Calexico (con o sin Amparo de Amparanoia) que, en sintonía con su sonido, han protestado contra la ley de inmigración de Arizona en 2010, o ese Depedro que en ‘Equivocado’ cantaba «la policía me está apuntando por haber nacido en el lugar equivocado». Ahí sí tenía todo el sentido incorporar las sonoridades tex-mex, ¿pero en este disco cuál es el resultado? Que ni con todas esas referencias a la fiesta, ‘Al alba’ deja de sonar como una canción infantil, ni ‘El rey del contrabando’ como la versión rara de ‘El hombre que casi conoció a Michi Panero’, pues contiene el mismo tipo de «la-la-las» pero su mayor reivindicación son «las tasas de los precios del caviar».

La referencia de Taburete, como dicen en una canción, son Los Panchos, pero sus canciones tampoco es que estén tan bien construidas como ‘Basura’. Lo peor no es que ‘El Pato’, una canción que arranca como una composición de Jonston (lo siento, Jonston), pida la liberación de Bárcenas, padre, si bien ese subidón final es un poco terrorífico, sobre todo de cara a sus conciertos. Lo peor es la confusión que dejan sus «metáforas», que las frases no están bien hiladas, pareciendo más improvisadas que terminadas. Esto es lo que contestaba Willy en 2015 en El Mundo a una pregunta sobre si usaría la política en sus canciones: «Los recados que mando en mis canciones están dichos de forma metafórica. No se llegan a entender a la primera oída. La canción de ‘El Pato’ es por mi padre. La compuse hace un mes y en ella pido que suelten al pato. Él es el pato porque está pagando por los platos rotos y porque muchos están ya preparados con las escopetas para tirarlo abajo. Yo sólo digo que a ver quién da primero en ese tira y afloja. Lo que está claro es que cualquiera que haya escuchado a mi padre sabe que tiene más credibilidad que algunos cargos del Gobierno». ¿Qué nos encontramos en ‘El Pato’, en realidad? Una retahíla de frases inconexas con muy poco sentido, entre la figura de la «borracha» y el sonoro «joder, qué coñazo», que es imposible comprender sin la explicación pertinente, y a duras penas con ella.

Es, por tanto y pese a algunos aciertos melódicos y musicales, como la incorporación en inglés de Camila Mayor en ‘Hijos del sol’, complicado disfrutar de la música de Taburete como sí se podía de la música de otros grupos de pijos como Hombres G. Nada se acerca al gracejo con que dieron los autores de ‘Visite nuestro bar’ (más bebida) en ‘Venezia’ o ‘Devúelveme a mi chica’ ni al sentimiento del doo-wop de ‘Te quiero’. Eso sí, Willy Bárcenas tiene una voz rompebragas, es medio guapo (aquí todo cuenta y no, no es su padre) y ha sabido reunir su público tirando de música aséptica como la de Pereza o Jarabe de Palo (‘Sirenas’) e incluso de los cantautores de los 80 y los 90, aquellos que entonces nos sonaban reivindicativos y ahora nos suenan más allá de lo aburguesado (‘El fin’ tiene un algo a ‘Sólo le pido a Dios’ de León Gieco, popularizada por Ana Belén, entre otros).

Tiene un gran mérito que hayan dado con su nicho, y autoeditados (¿alguien se imagina a una «major» tramando esto? ¿No, verdad?). Al margen de su opción política -ellos dicen ser «centristas, de derechas en cuestiones económicas y de izquierdas en las sociales, aunque fans de los toros» y aseguran que les escuchan hasta en las «herriko tabernas» y que tienen fans de Podemos-, lo verdaderamente interesante del fenómeno Taburete es otra cosa: teniendo en cuenta que gobierna el PP tras ser el partido más votado, inmediatamente después de todas las mentiras sobre lo que iban a hacer con el IVA, después de toda la corrupción, después de las comparecencias en televisiones de plasma, después de los ordenadores rotos a martillazos y de las sedes registradas por la policía, lo rarísimo es que no hubiera salido antes una banda perfectamente apta para toda esa millonada de público que se enorgullece de votar al PP, tanto como Joe Crepúsculo de componer para Podemos. ¿Acaso no escuchan música todos esos millones de votantes?

Calificación: 3,5/10
Lo mejor: ‘Hijos del soul’, ‘Dr. Charas’, ‘Sirenas’, ‘El rey del contrabando’
Te gustará si: tus padres ponían ‘Mucho más que dos’ en el coche, pero has terminado votando al PP o a Ciudadanos
Escúchalo: Spotify

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: taburete