‘Young Death’ y ‘Nightmarket’ están bien pero no son especialmente memorables. La primera evoca un paisaje de absoluta desolación en el mundo, pues sus samples vocales, que cantan «siempre estaré a tu lado» y «no temas», suenan sucios y deteriorados hasta el punto de que parecen provenir de un espectro digital que intenta hacerse oír a través de unos altavoces: no hay nadie a nuestro lado en realidad, en definitiva, parece expresar este tema que se desarrolla pacientemente a través de un reconfortante cojín electrónico (qué ironía) y que fusiona sonidos de lluvia, truenos y alarmas con el típico crujido de vinilo que tanto se asocia ya a la «escuela Burial». Es un tema elocuente y bello pero discreto.
No se puede decir que ‘Nightmarket’ repita esta elocuencia. El tema es esencialmente una colección de tres melodías de sintetizador, entre el drone cósmico de Steve Hauschildt y las fantasías minimalistas de Oneohtrix Point Never, reunidas en una robusta composición ambient en la que Bevan vuelve a manejar atmósferas de una oscuridad distópica pero sin llegar nunca a punto interesante, lo cual hace que resulte efímera. De hecho, la inquietante pausa del tema hacia la mitad es lo más emocionante que ocurre en esta producción, porque el resto está apañado pero es olvidable. ¿Explicaría la calidad de este disco su discreto lanzamiento en tiendas? Desde luego lo que no explica es el enorme talento de Burial y se queda, al menos, en un bonito regalo navideño para fans.
Calificación: 6,3/10
Lo mejor: que Burial no se olvida de sus fans
Te gustará si te gusta: Laurel Halo, Aphex Twin, Andy Stott
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