El texto se ha colgado al completo en la web oficial de los Premios Nobel, extendiéndose a lo largo de una decena de párrafos. «Siento no poder estar con vosotros en persona, pero, por favor, sabed que por supuesto estoy en espíritu y me siento muy honrado de recibir un premio tan prestigioso. Ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura es algo que nunca podría haber imaginado o visto venir. He leído y absorbido el trabajo de aquellos que han recibido esta distinción desde muy pequeño: Kipling, Shaw, Thomas Mann, Pearl Buck, Albert Camus, Hemingway (…) Que me una a los nombres de esta lista me deja mucho más que sin palabras».
A continuación se pregunta si todos ellos aspiraron a ganar el premio Nobel. «Supongo que cualquiera que escribe un libro, un poema o una obra en el mundo alberga ese sueño en algún lugar de su interior. Probablemente tan enterrado que ni lo saben». Continúa: «si alguien me hubiera dicho que tenía una posibilidad de ganar el Premio Nobel, habría creído que tendría las mismas opciones que de ir a la Luna».
También habla de cómo se enteró de la noticia y de cómo le afectó: «Estaba en la carretera cuando recibí esta sorprendente noticia, y me llevó más de unos pocos minutos procesarla apropiadamente. Empecé a pensar en Shakespeare, la gran figura literaria. Diría que se veía a sí mismo como un dramaturgo. La idea de que él hiciera literatura no habría podido entrar en su cabeza. Sus palabras estaban escritas para el escenario. Para ser habladas, no leídas. Cuando escribía ‘Hamlet’, estoy seguro de que pensaba cosas como: «¿quiénes son los actores adecuados para estos papeles?», «¿cómo debemos representar esto?», «¿de verdad quiero basar la historia en Dinamarca?». Dylan concluye, tras plantear otras cuestiones logísticas y financieras, que lo último que se debió de plantear Shakespeare era si lo que hacía era literatura. «Cuando empecé a escribir canciones de adolescente, e incluso empecé a recibir reconocimiento por mis capacidades, mis aspiraciones con estas canciones eran que fueran escuchadas en cafeterías, bares, luego en sitios como Carnegie Hall, el London Palladium (…) Hacer discos y que tus canciones sonaran en la radio significaba que llegarías a una audiencia mayor (…) Bien, he hecho lo que tenía que hacer durante muchísimo tiempo. He hecho docenas de discos y dado miles de conciertos por todo el mundo. Pero son mis canciones el centro vital de la mayoría de lo que hago. Y parecen haber encontrado un lugar en las vidas de mucha gente a través de diferentes culturas y estoy agradecido por ello».
Tras reconocer que es más difícil tocar para 50 personas que para 50.000, dice que no se le ha escapado que el comité del Premio Nobel sea tan pequeño, concluyendo que, como Shakespeare, está tan preocupado decidiendo los detalles de su obra, como «a qué músicos llamar, en qué estudio grabar y en qué clave hacer una canción», que nunca se ha preguntado si sus canciones son literatura. «Así que agradezco a la Academia Sueca, tanto por tomarse el tiempo para considerar la pregunta como por dar una respuesta maravillosa».