Strawberry abandonaba prisión reflexionando que «en modo alguno podía imaginar que el Estado iba a responder privando de libertad al disidente político que se dedica a escribir pensamientos satíricos». Sin embargo, las noticias son peores hoy. El Diario confirma que la Audiencia Nacional ha revocado el dictamen del Supremo y ha condenado a César Strawberry un año de cárcel y a seis y medio de inhabilitación absoluta por estos mismos tuits.
La sentencia considera ahora que esos tuits «alimentan el discurso del odio, legitiman el terrorismo como fórmula de solución de los conflictos sociales y, lo que es más importante, obligan a la víctima al recuerdo de la lacerante vivencia de la amenaza, el secuestro o el asesinato de un familiar cercano». La Fiscalía ha acusado a la Audiencia de “trivializar» los tuits de Strawberry, pues estos ponen «en grave peligro nuestra convivencia política y paz social” así como «los bienes jurídicos más preciados por los ciudadanos, la vida y la libertad, afectados ambos de modo directo y brutal por la actuación del terrorismo”.
César Strawberry ha hablado en laSexta sobre la sentencia: «El mal gusto es un derecho del ciudadano, la zafiedad, ser maleducado, ser tonto, escribir idioteces… eso es un derecho. Pero no se puede intentar convertir en un delito penal. La mala educación puede ser reprobable, pero no puede convertirse la zafiedad en un delito porque estaríamos condenando toda la cultura pop desde los años 60 hasta hoy a la cárcel. Esto es algo desquiciado y propio de Arabia Saudí, de dictaduras, pero lo preocupante es que está pasando en nuestro país. Es lamentable que se use el derecho penal del enemigo para condenar a gente inocente como es mi caso”.
Cuando Hilario Pino le pregunta cuál era la intención de los tuits, responde: «Siempre ha sido hablar de políticos y criticar a políticos con quienes no comparto ideología. Todos son críticas políticas irónicas, más o menos sarcásticas». A continuación se plantea a qué víctimas del terrorismo defiende la sentencia, asegurando que Eduardo Madina le ha dicho que su comentario era «malo a nivel chiste», pero que «no se ha sentido ofendido», y que Irene Villa, Pilar Manjón o Borja Buesa, sobrino de Fernando Buesa, le han apoyado. «Esa interpretación (ofensiva) la da la fiscalía, porque quiere utilizar políticamente el dolor de las víctimas (…) Está defendiendo a las víctimas que les conviene ideológicamente».