Música

Los nuevos fans de Triángulo de Amor Bizarro sí cantan

Triángulo de Amor Bizarro presentaron al fin anoche en una sala de Madrid las canciones de ‘Salve Discordia‘. Previamente lo habían hecho un mes y medio antes de que el disco estuviera en la calle en el mismo OchoyMedio Club y por supuesto en un par de festivales, tipo Dcode, pero no en una sala propiamente dicha, solo para sus seguidores y con el álbum aprendido por estos.

‘Salve Discordia’, mejor disco nacional del año pasado para varios medios y de hecho reciente ganador del Premio Ruido que otorga la prensa musical, sonó al completo, comenzando con ‘Desmadre estigio’ y ‘Gallo negro’, recuperándose luego hits de álbumes pasados como ‘Un rayo de sol’ (aka «Vamos a pudrirnos»), ‘Amigos del género humano’ (aka «Transfusión no es canibalismo»), ‘Robo tu tiempo’, la siempre bienvenida ‘El fantasma de la transición’, ‘Ellas se burlaron de mi magia’ o ya hacia el final una acelerada versión de ‘Estrellas místicas’. Pero ninguna fue tan coreada como, sobre todo, la versión de ‘A Cantiga de Juan C’ -momento fiesta popular, algo chocante con el resto del repertorio- y, de manera más significativa, las últimas canciones del grupo, que evidentemente han ido conquistando a nuevos fans, situando a Triángulo de Amor Bizarro en su mejor momento de popularidad.

Frente a la fiereza de ‘Luz del alba’, ‘Euromaquia’ o ‘Nuestro siglo Fnord’, canciones como ‘Qué hizo por ella cuando la encontró’, ‘Seguidores’ o ‘Baila sumeria’ están entre las verdaderas favoritas de su público actual, que además ahora sí canta las letras de la banda derribando dos cosas: 1) la teoría de que los seguidores de los grupos alternativos de su generación no cantan en los conciertos (Klaus&Kinski, Los Punsetes, La Bien Querida, ellos mismos) y 2) la relación de frialdad entre el grupo y sus fans que se describía en la letra de ‘Estrellas místicas’. Ahora ambos se entienden perfectamente y para mayor muestra, el hecho de que no hubiera bis y nadie saliera cabreado: Triángulo son cosa seria y no caben las mongoladas.

Cuando el grupo llega al final después de una veintena de canciones con la sobresaliente ‘Barca quemada’ y ‘De la monarquía a la criptocracia’, y Zippo acercándose a la primera fila a jalear, el pogo es generalizado y la comunión colectiva. «Es un gustazo venir aquí a la capital donde hay trabajo», indicaba antes de terminar Isa, sin que a nadie le importara si iba en serio (sala llena, demasiado incluso, nos vemos en La Riviera) o estaba de coña.

Tampoco fue especialmente la mejor noche de TAB. No hubo gran ruidaco, ni se escuchó demasiado bien algún tema como «El Crimen» (porque sonó, ¿verdad?) ni tampoco se percibió el sutil trabajo del gran batería Rafael Mallo -muy visible en los trallazos- en el medio tiempo ‘O Salve Eris’ como una semana antes sí se había escuchado en la ceremonia del Premio Ruido de la Sala El Sol. Todo ello dentro de que siempre es un gustazo ver a un grupo que lleva en el mejor momento de su carrera literalmente 10 años. Porque sí. Este año se cumplen 10 años del debut de Triángulo de amor bizarro y tan buena noticia sería celebrarlo como no hacerlo porque ahora el grupo es mejor. No tocan ‘El himno de la bala’ ni ‘Mal como efecto de la mala voluntad’ y nadie se percata de ello. 8.

Otros conciertos de la gira de Triángulo de Amor Bizarro.

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Publicado por
Sebas E. Alonso