Libros

Dos novelas gráficas contra el cáncer, sin pesimismo ni dramatismo ni rollo zen

Hoy, Día Contra el Cáncer, recomendamos dos libros sobre esta enfermedad. También hay que recordar el trabajo de Marion Fayolle, uno de los mejores cómics del pasado año (aparece en todas las listas), abordando los últimos años de su padre, víctima bastante joven de un cáncer de pulmón.

Jennifer Hayden / La historia de mis tetas

En esta primera novela gráfica de larga extensión de Jennifer Hayden después de publicar ‘Underwire’, un recopilatorio de tiras cómicas sobre feminismo, la norteamericana no solo nos cuenta al detalle su experiencia con el cáncer de mama. En ‘La historia de mis tetas’ nos encontramos -aunque el punto fuerte sea el diagnóstico y posterior enfrentamiento a la enfermedad-, cómo influyen en orden estrictamente cronológico el nacimiento y desarrollo de «las tetas» de su autora: la importancia que tienen durante la infancia o la adolescencia, además de numerosos pormenores de cómo afecta a otras chicas de su entorno, siempre dejando claro que para ninguna mujer ha de ser igual, y que lo que a unas beneficia a otras perjudica. Da así lugar a una extensa autobiografía, tanto por los años que abarca como por la infinidad de circunstancias.

Lo más destacado de la novela de Hayden es el tono vital y el humor a pesar de tener que enfrentarse a situaciones dramáticas, y no solo exclusivamente cuando se confirma el diagnóstico del cáncer. El foco se centra en el poder de influencia que acaparan sus tetas desde que es una cría, con las dosis justas de tragedia.

Calificación: 7,9/10
Lo mejor: La emotividad que texto y viñetas despiertan. A pesar de hablar en primera persona, no es para nada un ejercicio narcisista. Las protagonistas son sus tetas, pero también lo son las personas que rodean a Hayden.
Lo peor

: El dibujo no es su fuerte. El trazo nervioso y excesivamente sencillo, en algún tramo, puede levantar algo de fatiga para un trabajo de 350 páginas.
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Mª Hdez. Martí & Javi de Castro / Que no, que no me muero

María Hernández no presenta un retrato autobiográfico, tampoco un manual de autoayuda al uso, ni de terapias esenciales. Más bien estamos ante un número de microrrelatos en los que Lupe, la protagonista de ‘Que no, que no me muero’ y alter ego en parte de su autora, afronta un cáncer y su posterior tratamiento. Y lo hace con poco rollo zen, escaso buen humor, sentimientos de bondad y, en gran medida, soportando el tono condescendiente de las personas de su entorno.

Lo más convincente y adictivo para el lector en ‘Que no, que no me muero’ es la postura sincera de Lupe, la soltura de razonamientos y los diálogos consigo misma, revelando un nivel muy alto de autenticidad. Alcanza, junto a los dibujos en color de Javi de Castro, una inmediatez instantánea que por suerte huye de consejos y moralejas.

Calificación: 7,7/10
Lo mejor: Deja claro que hay dos realidades, la del paciente y la de las personas que rodean o tratan al enfermo. Después de la exposición de María Hdez. Martí, no debería haber un diálogo de sordos cuando nos toca convivir con alguien que está diagnosticado, o incluso con quien no lo está. También destacamos el grado de empatía, reduciendo la carga dramática, tanto del relato como del dibujo.
Lo peor: Forzar el título de cada relato con cada una de las letras del abecedario.
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Publicado por
Sr. John