En aquel disco, además de su voz aparentemente frágil y terrenal, destacaban unas letras que parecían esconder viejos episodios turbios, oscuros. “Ignoro mi pasado, aparte de los pedazos que retrato para poder centrarme en el futuro”, decía hace meses en una entrevista. Aquel disco es “una manifestación de lo que estaba ocurriendo en mi cabeza. Claramente, una crisis nerviosa”, recuerda. Así, canciones como ‘Stop The Tears’ o ‘Hunter’ hechizan por el dolor que subyace en ellas.
Sin embargo, la Harding de hoy es una artista diferente. Bajo el auspicio del sello 4AD, ha grabado su debut con la asistencia del infalible John Parish, quizá buscando una conexión similar a la que el productor estableció con PJ Harvey. La primera muestra del mismo, ‘Horizon’, es muy poderosa en varios sentidos. Marcada por un piano solemne, Aldous (que en realidad se llama Hannah) eleva la voz, desafiante, y muestra distintos registros que la emparentan con Perfume Genius, Katie Stelmanis (Austra) o Zola Jesus.
Su vídeo, lleno de simbología, revela una imagen diferente a la que se le atribuía con su primera obra: vestida con una especie de kimono negro y maquillada como una especie de ser sobrenatural, demoníaco, se enfrenta, desafiante, a una mujer que practica aikido en una pradera, con un kimono blanco. Una mujer que, además, resulta ser su propia madre.