Pero el festival terminó y la resaca de tres días de música abrió paso a una Lana reflexiva y comprometida, imbuida quizá por el espíritu hippie del evento. En otro post de Instagram, Lana asegura haber tenido “sentimientos complejos” al pasar el fin de semana “bailando y, a la vez, viendo crecer la tensión con Corea del Norte”, en referencia a las amenazas mutuas entre el país asiático y la administración estadounidense.
“Pienso que hay que hacer equilibrios entre observar lo que ocurre en el mundo y tener tiempo y espacio para apreciar la buena Tierra de Dios en la manera en la que está destinada”, prosigue Lana en su texto adjunto a un vídeo en el que muestra una canción que acababa de escribir improvisadamente, visitando un bosque de sequoias en California, al salir del festival. “Solo quería compartirla con la esperanza de que la esperanza y oración por la paz de un individuo pueda contribuir a ello a la larga”.