Música

Alpha 60 / Shelter from the Dark

Roberto C. Meyer moría el pasado verano a los 45 años, dejando impactada a toda una generación que le conocía como DJ residente del Donegal, uno de los bares más importantes del underground pamplonés. Pero había más… mucho más. Puede que sobre todo sea recordado por su gusto ecléctico a los platos, frente a un genial cartel que rezaba «el DJ no admite sugerencias», pero ese gusto tan variado también se desarrolló a través de proyectos musicales propios como The Glitter Souls o The Brillantina’s, el primero centrado en el glam a lo Bowie y T.Rex y el segundo en el surf instrumental a lo The Shadows.

Para la llegada de Alpha 60, su última banda, creada en torno a 2006 y dejando esta serie de canciones grabadas entre 2010 y 2011, esas influencias se habían diluido casi por completo. Por el contrario, desarrollaba ideas que también habían emergido a lo largo de su discografía: por ejemplo, con anterioridad había versionado a la Velvet pasada por el filtro de Suicide en lo que se denominó ‘Sweet Jane Suicide‘. Las 13 composiciones originales que ahora se recuperan en esta edición limitada de 250 unidades de doble vinilo presentan otras influencias, como dejan claro las 7 versiones aquí incluidas al final del disco, y que van de Nick Cave a Echo & the Bunnymen, pasando por Pulp o Willy DeVille.

Las versiones sirven para completistas, como curiosidad, y para revelar que el artista no ocultaba sus referencias, pero hay que centrarse en las composiciones propias de ‘Shelter from the Dark’, que ya habían sido publicadas anteriormente, pero de forma casera y testimonial, como recoge Noticias de Navarra. Roberto C. Meyer no era un chiquillo cuando escribió todo esto -ya habría tenido mérito que estos textos y melodías hubieran sido escritos por un chavalín de 18 años- y eso se nota, pues muestra a un hombre maduro y seguro de sí mismo en su propia versatilidad. Tras el arranque con la declaración de amor ‘First on the Line’, encontramos el retrato ultra Velvet Underground de ‘Laura’s Song’, con esa «Laura» tumbada en la cama con la luz apagada, escuchando el ruido del tráfico, y llorando sin saber por qué («It’s just the life»). Después, el cuento ‘Blackfriars Bridge’ a medio camino entre Magnetic Fields y Divine Comedy, pero con un histrionismo en la toma vocal un poco más Nick Cave, una referencia constante en este disco.

Hay lugar para el pop en una ‘Christmas Tree Nightingale’ que, seguramente sin pretenderlo, contiene una chulería a lo Roy Orbison que también puede interesar de manera colateral a los seguidores de ‘Un buen día’ de Los Planetas; y también para la experimentación, como muestra la sucia ‘That Woman’, una canción para una mujer que se mueve entre la admiración («no one is that woman’s friend / it’s a shame»), y la advertencia («that woman is the one you’d rather not meet»), pero también sirve como ensalzamiento de la libertad femenina (en algún momento Meyer quiso hacer un disco solo de versiones de mujeres). La canción aúna su gusto por la aspereza del blues con la experimentación electrónica de Suicide.

Es necesario hablar de la belleza de unos textos que por momentos parecen escritos por un nativo y así, a las historias de carácter bíblico de, por ejemplo, ‘Go Down Moses’, se suma el lirismo de la twang ‘Borrowed Prayers’. Los dylanianos 10 minutos de ‘Let the Rain’ se hacen cortos a través del gran arpegio que sirve de motivo principal, y también gracias a la letra representando la triste aceptación de un final: «Deja que la lluvia caiga sobre mí / ciérrame los ojos cuando llegue el momento / Mientras busco algo que tenga sentido / deja que la lluvia caiga sobre mí».

Indudablemente, tras su precipitada muerte, la canción adquiere un nuevo significado, hasta el punto de que es raro que no cierre el disco. Sí cierra la cara A del primero de estos vinilos de esta preciosa edición, acabada con letras doradas y que incluye letras, fotos y un texto de nuestro colaborador Jaime Cristóbal, miembro de la banda, y que escribió este bonito obituario a su compañero el año pasado. Pero ‘Goodbye’ no es en absoluto mal final para este disco (antes de las versiones), con su desbocados ritmo y luminosidad y su historia sexy en el medio oeste. Es en esa faceta más folk/country donde percibo al mejor autor, y para muestra la naturalidad del estribillo de esa ‘Resurrection Joe’ que parece habernos acompañado siempre, como un mismísimo clásico de Johnny Cash. Lou Reed, Bob Dylan, Lee Hazlewood y Hank Williams son las referencias que podían rondar su cabeza, pero en ‘Goodbye’ se oculta una melodía más universal y apta para todos los públicos que la banda sonora de ‘Grease’.

Puede que el acabado en producción no sea el idóneo, y que su voz grave hubiera agradecido un desarrollo más profesional, tanto en estudio como en la carretera, pero estas canciones tienen cosas grandes, bien a punto de emerger o bien a la vista de todos en la superficie. Una pena, pues, su prematura muerte. Pero bueno… «all of them are in heaven or in jail».

Este sábado 20 de mayo hay una presentación de la obra de Roberto C. Meyer en el Nébula de Pamplona y el jueves 1 de junio otra en Bilbao dentro del ciclo Izar & Star. Colaborarán en esta última ocasión Rober! de Atom Rhumba, Gari de Ornamento y Delito, Manu de Los Tupper, Charly Mysterio y Patricia de Souvenir.

Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Goodbye’, ‘Resurrection Joe’, ‘Christmas Tree Nightingale’, ‘Let the Rain’
Te gustará si te gusta: Nick Cave, Bob Dylan, Lou Reed, Los Bichos
Escúchalo: Bandcamp

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Publicado por
Sebas E. Alonso