Música

The xx se gradúan con honores en Primavera Sound; Run The Jewels lidian con un apagón

A la postre, fue evidente que esta jornada de viernes en el Parc del Fòrum quedó muy tocada por la cancelación in extremis de Frank Ocean, que no pudo paliar ni el medio improvisado set de Jamie xx. Así las cosas, The xx quedaron como el gran nombre de una jornada –al que hicieron honor, por otra parte– en la que tambián destacaron Run The Jewels, que tuvieron que lidiar con problemas técnicos cuando su show se calentaba, el espectáculo semi-teatral de The Magnetic Fields y un sorprendente y cautivador Flying Lotus.

Phurpa actuaron en el Auditori para ofrecer una improvisación de sus mantras tibetanos y había que verlos: tres personas sentadas en el suelo del escenario, con las piernas cruzadas, presumiendo unos sombreros triangulares con una tela colgando sobre ellos hasta el cuello y tocando una especie de didgeridoo y haciendo cantos guturales capaces de removerte las entrañas… Un espectáculo especialmente interesante para aquellos que buscasen huir del pop y ver algo más difícil o simplemente distinto. Jordi Bardají

The Radio Dept. tocaron en el Hidden Stage; otra vez cola, carreras, etc. No voy a repetir mis quejas sobre el formato, son las mismas que expresé ayer respecto a la actuación de Jens Lekman. En formato cuarteto, en el que destacaba la versatilidad de su batería-percusionista. Más orgánicos, sonaron contundentes pero manteniendo su aura evanescente y transmitieron sin perder apenas su estatismo. La actuación, dolorosamente breve (apenas 45 minutos) se centró en su último disco, aunque cayeron también las fabulosas ‘Never Follow Suit’ o ‘Heaven’s on Fire’. Alargaron temas, crearon una atmósfera fantástica hasta el cierre, arrebatador, con ‘Occuppied’. Mireia Pería

Las canciones de Mitski están llenas de rabia, sin embargo su concierto es tímido, como si la cantante evitara hurgar demasiado hondo en las heridas que sus canciones han expresado en papel, por miedo a reencontrarse con viejos demonios. Las canciones de ‘Puberty 2’ tampoco ganan enteros en directo, quizá porque el disco no deja de ser un producto de estudio muy bien diseñado, con una producción lo-fi que no termina de potenciarse en vivo. Aún así ‘Best American Girl’ y ‘Happy’ son recibidas con clamor y ‘My Body’s Made of Crushed Little Stars’ supone otro buen momento. Jordi Bardají

No sorprendió tanto que el espectáculo de Stephin Merritt y sus The Magnetic Fields estuviera ubicado en el Auditori (hasta ahora, que yo recuerde, siempre nos ha visitado en recintos similares) como que tuviera una puesta en escena muy especial y, sí, teatral. Porque lo que ofreció el tan hosco como entrañable músico norteamericano fue una interpretación a medio camino del concierto y de la dramatización de su nuevo disco, ’50 Song Memoir’. Resultó que lo que pudimos ver ayer tarde fue la primera parte de una interpretación fiel y ordenada de esas 50 canciones escritas por cada uno de sus años de vida (hasta 2015). Ni más ni menos.

Así, sentado en el centro de un escenario que imitaba, con estilo naif, el salón de una casa de los años 60-70 y rodeado de pequeñas maquetas de otras casas, instrumentos musicales singulares que usaba en el show (como la primera guitarra que le compraron a los 12 años) y otros símbolos, tocó en estricto orden las primeras 25 canciones de esta obra. Cuando antes decía dramatización, me refería a que Merritt intercala breves monólogos –a veces de solo una frase– que, con su humor y mordacidad, nos iban conduciendo por la historia de su vida.

También se apoyaba en unas proyecciones de animaciones y filmaciones creadas para la ocasión y, claro, en una banda en la que, no sin cierta pena, parece que ya no están los habituales Claudia Gonson ni Sam Davol. Sin embargo, los 6 músicos que le acompañan esta vez dieron sobradas muestras de que poseen la pericia y sensibilidad que requieren estas canciones. Canciones que, sin necesidad de conocerlas (aún) al dedillo, se disfrutaban igualmente gracias al contexto. Personalmente, la escenificación resultó particularmente emocionante en ’72 Eye Contact’ y ’77 Life Ain’t All Bad’, pero imagino que cada cual tendrá ya sus momentos favoritos. Yo no puedo esperar a ver hoy la segunda parte, vaya. Raúl Guillén

Lejos de lo erráticos que pudimos verles sobre las tablas en alguna de sus últimas actuaciones pre-separación, parece que Arab Strap tienen claro que no merecía la pena un regreso solo porque sí. Anoche, en su primera visita a nuestro país tras su reunión, se anduvieron poco por las ramas: se mostraron contundentes y volcánicos (especialmente un Malcolm Middleton cuya guitarra bramaba como un demonio) y escogieron un repertorio sin concesiones, tronando a las primeras de cambio con ‘Fucking Little Bastards’ y metiéndose al graderío en el bolsillo de la manera más facilona: con una ultrabailable y furiosa ‘Girls of Summer’. Y ya no se desharían de esas armas (apenas bajaron el pistón con las imprescindibles ‘Here We Go’ y ‘New Birds’) en todo el show, que evidentemente hubo de culminar con ‘The First Big Weekend’. Raúl Guillén

Sampha es uno de los pocos artistas que puede concluir sus conciertos con una balada a piano -y no de las dramáticas- sin que parezca que se le ha olvidado hacer el bis. ‘No One Knows Me (Like the Piano)’ cierra su concierto en Ray Ban por todo lo alto con una interpretación que da verdaderos escalofríos. Este y no canciones más representativas de su estilo como ‘Blood On Me’ o ‘Timmy’s Prayer’ parece su mayor éxito hasta la fecha y es una pena porque el resto de temas de ‘Process’ crecen en directo y despliegan toda la espectacularidad de su producción, a destacar ‘Under’ y ‘Incomplete Kisses’. La de Sampha, además, es una presencia magnética encima del escenario, imposible de ignorar. Jordi Bardají

Swans se despiden. O, por lo menos, se despiden con esta formación y esa manera de entender la música. Quizás Michael Gira sepa que ya ha llevado a la banda al límite y ya no puede llegar más allá. Independientemente de cuál será su próximo paso, el concierto se suponía que tenía que ser un adiós, pero no hubo atisbos de melancolía. Sacrifiqué los primeros minutos porque se solapaban con el final de Arab Strap; Swans aún continuaban ejecutando ‘The Knot’, una monstruosidad de 40 minutos. Da igual las veces que los haya visto, siempre tengo la sensación de que se va a abrir el abismo a mis pies. En el escenario Pitchfork cada vez había más huecos y menos público casual, mientras aquello se iba acelerando y haciéndose más peligroso y Michael Gira daba aún más miedo. Agarraron ‘The Glowing Man’ y la retorcieron hasta convertirla en ‘Black Eyed Man’. El público bailaba poseído y Gira agitaba los brazos como si quisiera arrastrarnos con él. Tras unas descargas de absoluta locura, para el final Michael empezó a dirigir a sus músicos y, de repente, sonaron como si llegaran a la orilla. A la salvación. Swans acabaron en la luz. La banda nos dedicó reverencias y Michael Gira parecía realmente emocionado. ¿Hasta siempre? Mireia Pería

Mac DeMarco ofreció uno de los momentazos top de Primavera Sound haciendo un striptease hacia el final de su concierto que no, no terminó en desnudo integral, como de hecho sí actuó su batería, pero sí con poses y bailes de lo más grotesco… en el mejor de los sentidos. Aparte de su buen repertorio -DeMarco presentaba su nuevo disco, ‘This Old Dog’, si bien la canción estrella para mí fue ‘My Kind of Woman’-, lo que hay que destacar de DeMarco es que no tiene ningún pudor en ridiculizarse delante de millones de personas (las asistentes y el público en streaming), lo cual le sirve de comentario -no sé si voluntario- sobre la ridiculez misma de la fama. DeMarco la lleva hasta el límite, entrega todo de él, incluidos su cuerpo y su dignidad, y usando ambas cosas a su antojo, las recupera y se las adueña más firmemente. Al final la ilusión de Mac es hacer música y fumar Viceroys en su casita en el río y eso no lo cambiará la popularidad. Jordi Bardají

Romy, Oliver Sim y Jamie, The xx, se mostraron visiblemente abrumados y emocionados por la recepción que les dispensó el público de Primavera Sound, llenando hasta los topes la explanada que separa los escenarios Heineken y Mango. Y ellos correspondieron, tras los ya aparentemente inevitables ajustes de sonido iniciales, con interpretaciones sentidas de sus canciones, en un show que fue claramente de menos a más desde su arranque, con ‘Say Something Loving’, hasta despedirse enlazando una aclamada ‘Intro’ (coreadísima, incluso siendo instrumental) y ‘Angels’.

Resultó evidente que los años transcurridos desde que vinieron a presentar su debut, años atrás en este mismo recinto, han servido para que el trío británico adquiera mayor pericia y confianza en escena. Cantan y tocan mejor que nunca, y han sabido dar a Jamie el peso que requiere su talento. Especialmente en la fase más festiva de su espectáculo (escuetamente animado por unas columnas con espejos que giran e iluminan la escena), que se desata con ‘VCR’, y enlaza ‘Dangerous’, ‘Fiction’, una espectacular versión extendida de ‘Shelter’ que se funde, para sorpresa y regocijo que la muchedumbre, con ‘Loud Places’, del debut de Jamie ‘In Colour’. Cuando después llegó ‘On Hold’, la masa ya quedó tan tocada, satisfecha y feliz como los propios The xx. Raúl Guillén

Como sus canciones, el concierto de Run the Jewels estuvo cargado de política y el nombre de Trump sonó varias veces, por supuesto para mal. El dúo de Killer Mike y El-P está para esto, para recordarnos que hay que protestar y su música es un antídoto al conformismo y a la complacencia, una llamada a la acción. Además en directo canciones como ‘Legend Has It’, ‘Talk to Me’ o ‘Stay Gold’ adquieren una fuerza descomunal. Por cierto, el grupo sufrió un apagón al principio de su concierto que resolvió con creces. Jordi Bardají

Tras el gran concierto de The xx, a Jamie xx le esperaban los platos para ofrecer un DJ set enfocado en el house. Los sets de Jamie xx destacan por su variedad de estilos, pero no puede decirse que su set en Primavera nos hiciera olvidar la cancelación de Frank Ocean, a quien sustituía. Un poco «generic» de más su set con ritmos más bien propios de Apolo un viernes por la noche y nada que llamase especialmente la atención. El cerebro pedía bailar tanto como el cuerpo así que inmediatamente partí para Flying Lotus, que ofreció una sesión deliciosa basada en sus producciones de breakbeat distópico capaces de llevarte a un «plano astral». Sonó el tema principal de ‘Twin Peaks’, su base de ‘Wesley’s Theory’ de Kendrick Lamar y se despidió con la espectacular ‘Never Catch Me’. Por cierto, las proyecciones eran muy finas. Jordi Bardají

Fotos Eric Pàmies: Mac DeMarco, The xx
Fotos Garbine Irizar: Sampha
Fotos Sergio Albert: Run the Jewels
Fotos Nuria Rius: The Magnetic Fields

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Publicado por
JNSP