El israelí Shye Ben Tzur y su banda india, la Rajasthan Express, salieron al escenario Ray Ban sin Jonny Greenwood de Radiohead, que de todas formas contribuyó a su disco poco más que arreglos de guitarra y electrónicos, en absoluto esenciales en un directo magnético en el que los ritmos hindúes transportaban a otra dimensión de la realidad y obligaban al cuerpo a bailar sin descanso. Shye Ben Tzur además proyecta el carisma de un gran orador, pero los miembros de la Rajasthan Express se llevaron toda mi atención: unos señores mayores tocando y pasándoselo como niños regalando su cultura al público español… Imperdible. Jordi Bardají
Llegó, vio, venció… y se fue corriendo. Van Morrison dejó a su banda, perfecto equilibrio de técnica y calidez, tocar unos solos de despedida mientras el público seguía coreando incesantemente ‘Gloria’. Y es que el venerable soulman irlandés fue tan pulcro y afinado en sus interpretaciones, gobernando a su grupo con maestría y brillando cuando tocaba hacerlo, con elegancia exquisita. Pero también tan extremadamente profesional que su actitud resultó algo fría, displicente con el público en todo momento. Esto, en todo caso, no afectó a un concierto que, si bien se hizo algo largo de más cuando mediaba la primera hora, estuvo plagado de clásicos propios y ajenos, que incluyeron nada menos que ‘Moondance’ a la segunda de cambio. Tras una fase algo errática, volvió a encadenar cancionazas memorables como ‘Jackie Wilson Said (I’m In Heaven When You Smile)’ o ‘Wild NIght’ hasta dar al público lo que parecía esperar para despertar del todo: ‘Brown Eyed Girl’. Raúl Guillén
Metronomy traen una puesta en escena sencilla pero llamativa, compuesta por tres placas blancas de cristal translúcidas tras las cuales tocan teclado, guitarra y batería, y con el líder Joseph Mount y su bajista al frente. El grupo presenta ‘Love Letters’ y su pop electrónico arrebata a los asistentes fácilmente: no hay que saberse ‘The Bay’ entera para disfrutar de un concierto de Metronomy porque el grupo sabe cómo hacer bailar a su público. Un concierto muy agradable a la par que «groovy» del que destaco una tontería, que el grupo enlazara sus canciones con lo que parecía la base de ‘Billie Jean’ de Michael Jackson. Así cualquiera pierde el ritmo. Jordi Bardají
Los escoceses Teenage Fanclub no se han separado oficialmente en sus casi 30 años de carrera, pero su concierto en el Escenario Primavera tuvo cierto sabor de reunión o, al menos, de deuda pendiente de satisfacer. Apenas comenzó a sonar ‘Start Again’ se generó una comunión instantánea con un público que les llevó en volandas desde el minuto 1, incluso aunque su sonido o fuera perfecto. Pero claro, sus canciones son oro puro en forma de pop de guitarras y eso puede con cualquier cosa. Con un setlist que equilibró a la perfección pasado y presente (canciones como ‘I’m In Love’ o ‘Thin Air’, del reciente ‘Here’) no desentonaron ante los grandes clásicos), los de Glasgow supieron meterse a la pista, repleta de emocionados y entregados fans de muy distintas edades, en el bolsillo sin aparente esfuerzo, hasta acongojar con ‘Sparky’s Dream’ y la catártica ‘Everything Flows’. Las cámaras que enfocaban a las primeras filas solo mostraban sonrisas, sonrisas, sonrisas y ojos brillantes. Raúl Guillén
No decepcionó Grace Jones en Heineken: la cantante salió semidesnuda, con las titties al aire, pintada de cuerpo entero en el estilo tribal que ya presumió en sus conciertos de 2015, embutida en un corsé que se camuflaba con su cuerpo, con un tocado de plumas negras y con la cara cubierta por una máscara de cráneo dorada. Es un absoluto espectáculo simplemente ver a esta señora de 69 años pasearse por el escenario con los estilismos más extravagantes y fabulosos que te puedan venir a la mente, pero no hace falta recordar que Jones es tan icono de la música como icono de la moda y en su imagen se basa un espectáculo centrado en el lucimiento de ella, aunque también de su voz, que sigue en buena forma, como demostró su versión a capela de ‘Amazing Grace’ (got it?). El concierto tuvo muchos grandes momentos -Jones haciendo twerking, Jones bajando a tocar a su público, Jones bromeando con lo mucho que le gusta la coca- pero yo me quedo con su interpretación de ‘Slave to the Rhythm’ mientras hacía el hula hopp, sin despeinarse durante seis minutos, estática como atrapada en un loop temporal. Y sobre todo, para lo que sirvió la actuación de Jones en Primavera Sound es para recordarnos su fantástico repertorio: ‘Libertango’, ‘Private Life’, ‘My Jamaican Guy’, ‘Pull Up to the Bumper’… y presentar un nuevo tema, aparente titulado ‘Shenanigans’, que dice «no está a la venta y no podéis comprar». ¿Vendrá en ese supuesto próximo disco que no termina de llegar? Jordi Bardají
Voy a ser sincero: nunca me ha gustado ‘Wake Up’ de Arcade Fire (no suelo ser fan de los «oh oh ohs» populistas en la música pop, salvo excepciones), pero además tampoco entiendo muy bien qué hace abriendo un concierto del grupo, pues aparte de ser su canción más popular -que eso da igual-, a lo que suena es a canción de despedida… ¿o no? En cualquier caso, los grandes cabezas de cartel de Primavera Sound ofrecieron casi el mismo set que ya regalaron dos días antes por sorpresa (aunque evidentemente tocaron más canciones, por ejemplo ‘Neon Bible’, que no tocaban desde 2009), lo que por supuesto incluye su nuevos temas, ‘Everything Now’, que en directo suena a clásico instantáneo, y ‘Creature Comfort’. Espero, por cierto, que la próxima vez haya menos tensión entre el público, que estamos en un festival y hay que pasarlo bien, no ir literalmente pisoteando a la gente para llegar a las primeras filas como si se fuera a aparecer la Virgen María. Y una pena que el viento obligara a retirar las pantallas para disgusto de las últimas filas. Jordi Bardají
Mientras un 60% (a ojo) del público debía agolparse para ver más o menos en la hontananza a Win Butler y sus compañeros (el fuerte viento obligó a retirar las pantallas laterales), en otro punto del Fórum una nada desdeñable cantidad de público, sobre todo británico, jaleaba al pelirrojo King Krule y su banda. Lo cierto es que parecía que había que estar muy metido en las primeras filas o conocer bien sus canciones, a medio camino de los efluvios jamaicanos y el no-wave de James Chance & The Contortions, para disfrutarlo. Así que decidí dar una oportunidad a unos Wild Beasts que, dada su posición en el horario, parecían haber sido castigados en el slot. Sin embargo, el bastante escaso público (diría incluso que menor que el de King Krule, lo que son las modas) que congregaron en el Ray Ban pudo disfrutar de un auténtico conciertazo a todos los niveles. Con un repertorio mucho más que sólido construido a partir de sus cinco LPs (centrado, lógicamente, en ‘Boy King’) y ejecutado con pasión y precisión, Hayden Thorpe y Tom Fleming se repartían eficazmente las tareas vocales y la labor de frontman para dejar la convicción de que no se fue justo con ellos en el slot. Docenas de personas que se organizaron para improvisar una coreografía durante ‘He The Colossus’, que incluso fascinó a un Nic Offer de !!! que andaba por allí, no pueden estar equivocadas. Raúl Guillén
Pudo ser la típica bravuconada que un músico suelta para quedar bien y dorar la píldora al respetable, pero cuando David Prowse, batería y cantante del dúo Japandroids, soltó que Primavera Sound era su festival favorito de todo el mundo nos lo creímos. Sobre todo, porque la recepción que la audiencia les profesó fue de auténticas estrellas. Y ellos correspondieron con sudor, ruido, ganchos coreables y contundencia. Puños en alto, stagediving por doquier (había más tráfico ahí que en la Ronda Litoral), pogo y gargantas dando lo que les quedaba ante su fantástico repertorio de rock de ascendencia punk, a lo The Replacements, con ‘Near To The Wild Heart of The City’ erigido ya en himno y cerrado, como es habitual, por la enorme ‘The House That Heaven Built’. Raúl Guillén
Ya pensábamos que en la última jornada no tendríamos una sorpresa como las que Primavera Sound obsequió (o hizo maldecir a los que se las perdieron, según se mire) a sus visitantes en los días previos, primero con Arcade Fire y después con Mogwai. Pero entonces llegó el rumor: Haim presentarían su nuevo disco ‘Something To Tell You’, a las 3:00h AM en el Ray Ban. Todo cuadraba: había un hueco considerable en el slot entre Wild Beasts y !!!, justo al terminar Japandroids en el Primavera. La noticia, difundida por el festival a través de su app de móvil, llegó a la suficiente gente como para abarrotar en pocos minutos el graderío y la pista ante el escenario, y las tres hermanas californianas, secundadas por su batería y teclista habituales, se dieron el baño de masas que no pudieron 3 años atrás, en el regalo envenenado que tuvieron al abrir el hoy llamado Escenario Heineken.
Su breve set, de apenas 40 minutos, tuvo exactamente lo que cabía esperar: arrancaron con un ya coreado ‘Want You Back’, su nuevo single, al que sumaron los también novedosos ‘Right Now’ (más explosivo que en la versión de estudio, pero igualmente magnético) y ‘Little of Your Love’, pero no se escatimaron ni uno de los hits que contenía su notable debut. En esta ocasión, además, la cercanía de este recinto jugó en favor de sus múltiples poses, mohínes, bromas y truquitos escénicos (volvieron a emplear el del set de percusiones tocado por las tres). Mención aparte, claro, para las bassfaces de Este –la más carismática de las tres, en verdad– que solo pueden hacernos quererla. Su concisión jugó del todo a su favor y lograron hacer bailar con su pop neo-wilsonphilipesco post-fleetwoodmaquero incluso a los más reticentes. Estoy seguro de que anoche hubo conversos. Raúl Guillén
Fotos Eric Pàmies: Grace Jones
Fotos Sergio Albert: Arcade Fire
Noticia en elaboración. Pronto, más reseñas.