En realidad, y entiéndaseme, la música es lo de menos o, si no lo de menos, es solo un elemento de ‘Para quiénes aún viven’. Porque los textos del vasto poema ‘La marcha de 150.000.000’ del autor valenciano Enrique Falcón en los que se basan estas canciones son el tercer lado de un triángulo que trasciende el rock. De hecho, Falcón se ha implicado en el proyecto hasta el punto de adaptar al formato y actualizar (originalmente lo escribió en 2002) algunos los fragmentos empleados y recitar algunas potentes líneas en ‘Canción de E’, su canción.
Los cuatro Toundra y Francisco Contreras tenían claro que su alianza debía ser de calado, no un simple disco colaborativo. Querían que tuviera peso, alcance y compromiso. Por eso el autor de ‘Voces del extremo’ propuso al combo madrileño la obra de Falcón, unos textos brutales que, sin emitir más juicio que el de la razón, la empatía y la comprensión, observaban ya a principios de siglo el Drama de los refugiados de guerra. Entonces eran los afectados por la Guerra de los Balcanes, hoy los de los diferentes conflictos en Oriente Próximo. Suyo, del desgarrador lirismo de sus palabras, es «la culpa» de que ‘Para quiénes aún viven’ (doble cita en voz de los caídos a nuevas víctimas y todos los verdugos –activos o pasivos– en su título) requiera coraje y entrega. Rock y voz, con sabiduría y talento, se enfrentan o esconden, acarician y golpean de acuerdo a la palabra.
‘Destruidnos juntos’, ‘El grito del padre’, ‘Hijos de la rabia’, ‘Un hombre’, ‘Canción de E’ y ‘Europa muda’ (cito los cortes más largos, que casualmente o no son los más poderosos, evocadores y estremecedores de todo el conjunto) son pirámides de base triangular elevadas sobre las lágrimas, la sangre, la piel, la suciedad, el miedo, el odio, la ira, la violencia y la desolación que vemos conmocionados pero cómodamente sentados por televisión, desde nuestro lugar de privilegio. Monumentos terroríficos articulados por las palabras de Falcón: “Y al final se desentierren / 20.000 flores negra / 20.000 flores blanca / 20.000 espaldas con capuchas y electrodos: Bajo un régimen de aislamiento (‘Destruidnos juntos); “Programaron su hora / A un hombre / Capuchas en la cabeza / A un hombre / Insulto en la bañera / A un hombre / La toalla empapada / A un hombre.” (‘Un hombre’). Y detengámonos, por favor, en un fragmento de ‘Europa muda’, que cierra el disco:
«Un arcángel rasgará los uniformes
Rasgará las banderas asesinas
Rasgará los himnos nacionales
Devolved el cadáver de mis hijos
El cadáver de mis hijos a la madre
La madeja de mi niño partido en dos
Cuando tu hija ensartada en el poste
Dime ahora quién te nombra
Dime ahora quién ha ganado
800.000 obuses sobre Sarajevo
Ya no quiero descender por tu patria
Ya no puedo recoger tu bandera
Y guardarla en el cajón de los miedos
Ya no tengo intención de cuadrarte más las cuentas
Ya no puedes contar más conmigo
No podrás descender a mi casa
No podrás desvestir a las muñecas
No podrás esconderte más del lobo
Son otros mis amigos, ya no hay tiempo
No sobran ni dos balas más de tiempo
En vomitar tu nombre, Europa«
No sé si habrá un nuevo disco de Exquirla en el futuro. Si no lo hay, la existencia del proyecto ya estará más que justificada pues es un auténtico reto, una pieza que respira un carácter único, probablemente no el disco que más vayamos a escuchar este año (porque requiere dedicación, no escuchas ligeras) pero sí uno de los que dejarán una huella más profunda. Y si lo hay, no me gustaría estar en la piel de los cinco a la hora de dar el paso siguiente a una obra como ‘Para quiénes aún viven’.
Exquirla actúan este sábado 8 de julio en Cruïlla Barcelona Festival.
Calificación: 8,4/10
Lo mejor: ‘Un hombre’, ‘Destruidnos juntos’, ‘Europa muda’, ‘Canción de E’
Te gustará si te gusta: cualquier disco de Toundra, ‘Sí, a Miguel Hernández’ de Niño de Elche, Viva Belgrado
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