‘Precipicio’ se sirve de unos potentes guitarrazos y un estribillo pegadizo para describir -o eso parece- la angustia que ha provocado en sus autores el fin de una relación obsesiva que sigue atormentándoles. «Todo sigue sin hacer, aunque no te lo mereces», canta, «ahora tengo que arder, pero no desapareces / sigue sin amanecer, no sé lo que sientes, queda todo por hacer, y tú no te lo mereces / si todo quieres tenerlo, ahora ya que no te voy a ver, si soy un precipicio, ¿cómo te podría tener? / si todo quieres saberlo, ¿qué podemos hacer?»
La nota de prensa describe que el disco sigue apostando por los estribillos infalibles, pero que esta vez el grupo ha apostado por «ritmos de batería y desarrollos mucho más arriesgados que en sus anteriores trabajos». Sería el caso del tema destacado ‘Tumbas de cristal’. «Temas más introspectivos y oscuros», continúa, «pero que mantienen una intrínseca crítica al capitalismo y la post-modernidad. Casi siempre con el tema central del amor/desamor como excusa para añadir pinceladas que completan el paisaje distópico e inquietante, pero que nos es muy familiar como ya venía siendo habitual».