La investigación de la trama ha desvelado que en 2015 el 70% de los ingresos de la SGAE por emisión de música en televisión procedió de programas nocturnos que solo ve un 1% de la población: teniendo en cuenta, como recuerda El País, que la música supone el 80% de los ingresos de la SGAE, se intuye que una gran parte de estos ingresos procede de música falsa que no escucha nadie y que ha beneficiado económicamente sobre todo a empresarios que no son músicos ni se dedican a la música. Vega por ejemplo realiza una interesante analogía: “La SGAE es como un banco que ha defraudado a sus clientes pero con el agravante que son sus compañeros”.
Un uso tramposo e inmoral de la música realizado desde una “mafia” de empresarios de la música y la televisión, que estos músicos y muchos otros buscan combatir pidiendo una refundación de la SGAE, pues creen que la entidad que debería ampararles ha colaborado activamente con un sistema corrupto que ha enriquecido a empresarios inmoralmente, mientras parte del gremio musical continúa en una situación precaria. Estos músicos sin embargo no descartan abandonar la sociedad y crear una nueva, pues sin músicos no hay SGAE. Piden además, y de manera importante, la participación del Ministerio de Cultura.