Libros

¡Lo que podría haber sido! Las biografías de la Veneno y Carmen de Mairena, imperfectas y necesarias

Aviso a festividades: ambos libros denotan una profunda tristeza. La vida es así de difícil.

Ninguno de los dos es, probablemente, el libro que los fans podíamos esperar. Quizá es cuestión de enfoque, quizá es cuestión de expectativas. Quizá se deba a que la lectura de ambos hace pensar lo mismo: ninguno es el libro que hace justicia a semejante icono. En uno y en otro se quedan cosas importantes fuera. Sin embargo, los dos son libros absolutamente necesarios.

Vayamos por orden de publicación.

Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma

‘¡Digo! Ni puta ni santa’ es, de algún modo, no un libro al uso, sino una extensa revista centrada en Cristina, la Veneno. Sigue una estructura periodística, con intervenciones en negrita, de cierto tono sensacionalista, e incluso melodramático, probablemente involuntario. Este tipo de decisión —unida al color de las imágenes— habría sido todo un acierto si el tono del texto se hubiese mantenido un poco trash y amarillista, buscando ofrecer un producto abiertamente trash sobre un personaje abiertamente trash para un público abiertamente trash. Pero a lo largo del libro se persigue, de alguna forma, hacerle justicia a la persona tras el personaje. En ese interés, Valeria Vegas persigue una seriedad que no siempre funciona, ya que la seriedad choca con el tono de revista que sale a flote. También ocurre que, al tratar de dar con un texto serio y riguroso, el lector puede esperar un desarrollo más extenso y profundo de momentos delicados en la vida de Cristina, la Veneno.

Sin embargo, esta falta de información llega a ser comprensible. Diversas amistades, e incluso la autora del libro, acudieron a los medios tras el fallecimiento de Cristina. Y en muchos momentos —recuerdo, por ejemplo, un Sálvame Deluxe— se puso de relieve un hecho con el que la autora ha tenido que lidiar: discernir qué era realidad y qué ficción, fantasía, en lo que Cristina, la Veneno, contaba. Es la máxima de la Agrado en ‘Todo sobre mi madre’: Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma. ¿Por qué va a ser más realidad lo que ha pasado que lo que no, si yo misma soy lo que yo misma he sentido que debía crear?

Este lema es complicado a la hora de producir un texto que se ajuste a la realidad, al menos eso que la mayoría consideran realidad. Es difícil y lo es, especialmente en este caso, cuando la principal fuente a la que se acudió para desarrollar el libro fue la propia Cristina. Se intuye a lo largo del texto —y ocurre también en ‘Carmen de Mairena. Una biografía’— el peso que ejercen en el día a día de la biografiada el honor, la memoria que de nosotros se genera en los demás, y la necesidad de mantener el control sobre la imagen que se proyecta. Es probable, por tanto, que Valeria Vegas haya optado por exponer aquello que era absolutamente real, o aquello que le resultó contrastable y fidedigno, y haya dejado la fantasía y el exceso —tan necesarios en el personaje— a un lado.

Sin embargo, al buscar dar con un tono serio pero no ahondar con una profundidad mayor en temas o conflictos emocionales, que sí se ponen de relieve (la historia familiar, la violencia, la supervivencia, sus relaciones afectivas de Cristina, la perspectiva que tiene de sí misma), el lector echa en falta la ferocidad excesiva de un icono que sí nos recuerdan las citas y las fotografías.

Aunque, como digo, hay cosas que no funcionan en el texto si lo tomamos como una biografía, no podemos olvidar que la única biografía de La Veneno publicada hasta ahora no surge del mercado editorial al uso. Por eso, es justo dejar a un lado las flaquezas a nivel literario, y celebrar aquello que sí ha conseguido el buen trabajo, más periodístico —al fin y al cabo lo realiza una periodista— que literario: recuperar en sus últimos días una figura crucial en la cultura popular, y la contracultura —con acceso al mainstream— de la España reciente.

Si bien nos quedamos queriendo más, el libro sale muy victorioso en su propósito de recordarnos quién fue Cristina La Veneno, a modo de crónica de luces y sombras, y en darle —quién iba a decir que lo disfrutaría tan poco tiempo— el reconocimiento como icono que subyacía en la memoria de muchos, y el cual, probablemente, la propia Cristina ya había olvidado. El éxito del libro es, por tanto, un acto de justicia y, si no literario, un triunfo emocional. ¿Acaso no es suficiente eso?

Es probable que las distintas tiradas (cada una con la portada de un color) se terminen convirtiendo en objetos de culto, como ahora ya lo son las copias de ‘Veneno pa’ tu piel’. ¿Mejorable? Sí. Pero a la vez un producto absolutamente necesario.

Un gracias enorme, Valeria Vegas.

Carmen de Hollywood

Por otro lado, el otro icono trash que ha visto su vida plasmada en el papel ha sido Carmen de Mairena. Este libro, por su enfoque, por su tono, ha tenido también una recepción clamorosa. Seguro que habéis estado al tanto de todo el ruido. Pero esta recepción no ha sido siempre positiva. La idea del libro no es fácil.

En primer lugar, el libro se presenta bajo el título ‘Carmen de Mairena. Una biografía’. Esta decisión editorial es controvertida. Muchos lectores esperan —fue ese mi caso— encontrar una detallada e ilustrada historia sobre Carmen de Mairena, su fenómeno, su figura tras las cámaras. Sin embargo, la obra —que sí aporta puntuales datos de interés— no es para nada una historia sobre Carmen de Mairena. El libro se presenta como un continuo intento frustrado por conseguir la realidad de la historia de Carmen. Al igual que en el caso de ‘Cristina, la Veneno’, la tarea es complicada: sus relatos se mueven siempre entre lo que vivieron y lo que quisieron vivir, lo que les pasó y lo que aseguraron que les había pasado. En el caso de Cristina, su autora dispuso de la complicidad y el interés de la Veneno; en este caso, además, el interés de conseguir que el libro llegue a buen puerto apenas se concentra en quienes rodean a Carmen, en quienes —se nos señala— quieren sacar provecho, y no en la propia Carmen ni, incluso, en su biógrafa, que va perdiéndose en la desidia de intentar conseguir algo imposible. Se produce un conflicto de intereses que muestra, en la picaresca, una inocencia profunda; según se expone, el entorno de Carmen espera sacar un gran provecho de la biografía. Resulta infantil a ojos del lector, pues esperan grandes ventas y un éxito de estrella de cine. Fuese cual fuese el resultado del libro, ¿alguien cree que habría sido posible satisfacer al entorno?

Lo que leemos al final es un cúmulo de desventuras vividas por la autora, directa o indirectamente ligadas a su cometido y, por tanto, a la figura de Carmen. Por ello el libro fracasa si lo tomamos como una biografía de Carmen de Mairena.

Sin embargo, podemos tomarnos el libro como una biografía atípica, no sobre Carmen, sino sobre la propia autora. Una especie de memoir de una joven sin expectativas, en la que la autora expone sus vivencias sirviéndose de una figura pública. Podemos pensar que «una biografía» hace referencia a Juncosa. Hay algo de generacional en su relato. Mucha crudeza, suciedad y crueldad. Hay desidia y dificultad para salir adelante. Quizás quejas y pocos intentos (lo dicho: generacional). Desde esa perspectiva, el texto sí triunfa. Podría haberse aprovechado mejor el brillo de la estrella que fue Carmen, pero resulta muy revelador cómo contrapone a veces la supervivencia de la autora a la supervivencia de la propia Carmen. Lo dicho: quien espere una biografía, la encontrará, pero no de Carmen.

Al igual que el enfoque, el tono que buscaba un público amplio en el libro sobre La Veneno, aquí se ha convertido en un foco de críticas. El tono de Juncosa ha resultado hiriente para muchos, incluso para muchos que no han leído el texto completo. ¿Deberíamos plantearnos la caricaturización como una decisión narrativa, en la que se incluye la figura de la autora, y no tomarnos tan en serio el libro? ¿Sirve ese tono molesto y fanzinero para poner de manifiesto una fealdad que no nos apetece ver?

Otro de los temas que se han ligado a la recepción del libro es la supuesta transfobia que destila. El caso es que el libro, entre el puñado de cosas que deja claras sobre Carmen, habla abiertamente de la ausencia de una identidad transgénero. Carmen habla de sí misma en femenino por costumbre. ¿Sus operaciones se debieron a su gusto por satisfacer a los hombres? ¿Por ser una estrella? No se nos aclara, pero es que quizá la propia Carmen no haya sentido la necesidad de responderse esa pregunta. O sus convicciones no se lo hayan permitido. Me planteo, aunque voy a evitar entrar en debates, hasta qué punto somos transigentes al intentar generar debates que engloben realidades infinitas. ¿No estamos intentando incluir a Carmen de Mairena en un discurso trans homogéneo en el que quizá no tenga sitio? Si homogeneizamos realidades, ¿no volvemos al eterno retorno de dejar realidades fuera? ¿Por qué no comprendemos las circunstancias, el tiempo de vida, las condiciones del entorno, las decisiones, los matices, y aceptamos que la identidad sexual puede ser mucho más compleja que la nuestra? ¿Por qué no aceptamos que a alguien en unas condiciones similares a las nuestras puede no servirle nuestro mismo discurso? ¿Por qué no aprender de la extrañeza que produce Carmen, de su propio proceso de identificación? ¿Debemos tratar a Carmen de Mairena de una forma que no sea la forma en que, en cada momento, ella nos pida? Sería perfecto seguir esa máxima de Acid Betty: El mundo no debe ser homogéneo, nadie debería parecerse. Y desde ahí, desde esa convicción, quizá podamos convencer a quien no lo crea.

Lo que podría haber sido, pero no es porque es otra cosa

En uno y en otro libro hay varias cuestiones que quedan en el tintero, que podrían compartir, y que sería muy interesante ver desarrolladas en obras futuras. Algunas de ellas son:

1.- La infancia: ¿qué construye su identidad, qué las trae aquí, cómo afecta el pasado?

2.- Sus figuras y la historia de España

3.- El inmueble que poseen se convierte en una tabla de salvación. ¿Por qué?

4.- El honor como guía. Carmen, quizá, está más de vuelta de todo, pero en ambas la imagen que dan y la que perdure de ellas condicionan sus vidas

5. -El determinismo adquirido de clase. Las dos figuras se ven en un continuo proceso de aceptación social a nivel interior. Progresan, besan el éxito, pero uno tiene la sensación de ver cómo se boicotean a sí mismas, como si no creyesen merecer el éxito. Como si pensasen: «no merezco estar aquí, esta no es la clase a la que pertenezco»

6.- El juego entre realidad y fantasía. ¿Dónde están los límites?

7.- ¿Cómo fue el proceso de aceptación sexual?

Peticiones para Santa Cristina Ruiz, Virgen de las tarántulas

Pese a los pros y contras, me parece muy celebrable la existencia de estos dos libros. Y aprovecho expresando un deseo. Atención, escritores: aquí hay filón narrativo. Ojalá alguien se anime a producir un relato de complejidad psicológica y emocional sobre La Veneno o Carmen de Mairena, con la ficción como aliada.

Y ojalá, también, se alineen los astros y dentro de no mucho tiempo encontremos testimonios audiovisuales sobre ellas. Películas, documentales, series. Algo muy trash. ¿Os imagináis una serie, una película sobre Cristina, la Veneno, con Jedet, Oto Vans, Milo al frente, Yo soy Soy una pringada al guión? ¿Alguien mejor para producir un nuevo icono trash sobre un icono trash?

Santa Cristina, escucha nuestras plegarias.

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Publicado por
Alberto Acerete