Lo más significativo es que el autor de bandas sonoras como ‘El último emperador’, ‘El renacido’ o ‘Tacones lejanos’ reconoce arrepentirse tanto de la banda sonora de ‘Tacones lejanos’ como de su fría relación con Bowie. Sobre Almodóvar, habla de una noche que pasó con Pedro en Madrid: “Estuve toda la noche con él y otros amigos en sitios tan decadentes como los de sus películas. Era joven. No entendía nada. «¿Cuándo duerme esta gente?», me preguntaba. La verdad es que me arrepiento de lo que hice para él. Ahora me doy cuenta de que no conocía suficientemente ni Madrid ni España. Sé que lo que hice no le satisfizo. De hecho, sustituyó mi música por Miles Davis al principio de la película. No me quejo en absoluto. Sé que hizo lo correcto. Ahora lo entiendo. Una vez, después de un concierto posterior que hice en España, me dijo: «Ahora suenas más español que antes””, cuenta entre risas.
En cuanto a Bowie, narra su decepción cuando, tras el rodaje de ‘Feliz Navidad, mister Lawrence’, le vio totalmente cambiado, convertido en una superestrella, en el estreno de la película. Tras narrar una noche que improvisaron un concierto de guitarra y batería en un bar del sur del Pacífico (“Lástima que en aquella época no existieran los teléfonos con cámara”), indica que le recuerda de manera contradictoria: “Durante el rodaje fue un hombre muy terrenal, no se comportó en absoluto como una estrella. Pero después nos reencontramos en Cannes para la presentación de la película y actuó de modo muy distinto. Ahí sí era una superestrella. Para mí fue un shock, no lo pude entender y eso me hizo distanciarme. Ahora me arrepiento de no haber estado más cerca de él”.
En otra entrevista con El Periódico en la que también deja el mismo titular sobre Almodóvar, habla de la cantidad de tiempo que le costó aceptar la muerte de Bowie, lo mucho que le gustó su último disco y su particular opinión sobre él. «Mucha gente dice que el disco está diseñado a modo de testamento, pero no estoy de acuerdo. A mí me transmite optimismo y sensaciones muy positivas».
También habla de su contribución a los reivindicables Yellow Magic Orchestra, aunque su postura es más bien modesta: «Sabíamos que éramos unos adelantados, pero sería arrogante ponerme ninguna medalla. Kraftwerk y Giorgio Moroder sí fueron verdaderos pioneros».