Las canciones de Poppy se explican tan bien por sí mismas que a duras penas merece la pena reseñarlas o dejan preguntas que responder. Pero incluso cuando le hacen entrevistas, la cantante detrás del proyecto Moriah Rose Pereira redunda en el personaje que se ha creado: «Poppy no pertenece al tiempo. Cinco segundos son cinco años. Hoy es ayer y es hace 200 años. Internet es para siempre».
Tras esta frase se podría extraer la conclusión de que Poppy tiene la pretensión de perdurar en el tiempo, de hacer música atemporal. Y sin embargo, sus producciones dejan la apariencia de ser de consumo inmediato, masivo y fácil… y olvidable. Como PC Music, colectivo al que no pertenece (aunque se ha asociado a Mad Decent de Diplo porque «a un montón de gente le gusta Diplo y es famoso»), parece usar los trucos de la música pop (repetición a saco, bien de estribillos, melodías facilonas) para ironizar al respecto (¿y criticar la sociedad de consumo?). Pero también asegura que, pese a la apariencia prefabricada de su disco, compone todo a guitarra y eso es evidente en ‘Pop Music’, que no es la típica balada acústica de cierre que sobra, sino toda una declaración de intenciones; en la más guitarrera (por la vía de Franz Ferdinand y Ting Tings) ‘My Microphone’; o en la espléndida ‘Moshi Moshi’, cuyo estribillo sí puede recordar a Carly Rae Jepsen, pero cuyas estrofas son mucho más Carole King y Adele.
Y es que Poppy es comparada frecuentemente con el J-pop, Charli XCX y QT, pero también recuerda a los años en que lo mismo nos daba Superputa que Pizzicato Five o Labrador Records, los años en que Club 8 medio triunfaban con ‘Missing’. Lo importante era defender ese pop tanto o más como la música seria y solemne de Sigur Rós y Mogwai. A aquellos va a gustarles mucho este producto lleno de humor («me he olvidado de mi contraseña, quizá sea «password123″») y referencias pop: ‘Bleach Blonde Baby’ comparte línea de bajo con ‘Material Girl’ de Madonna (y la caída es muy ‘Only Girl’ de Rihanna) y tanto ‘Fuzzy’ como ‘Interweb’ podrían ser canciones de Kylie (la primera de ‘Fever’, la segunda del infravalorado ‘X’).
Sumando ‘Interweb’ a la divertidísima y muy Aqua ‘Software Upgrade‘, que como ‘Computer Boy’ habla de enamorarse de una máquina, hay un punto muy 80’s en estas canciones haciéndonos recordar aquel día en que se nos pasó por la cabeza que Kelly Osbourne era lo más por samplear a Visage. Ya nos hemos olvidado de aquello y, de la misma manera, puede que dentro de poco nos hayamos olvidado de Poppy. Puede, por tanto, que su objetivo de perdurar en el tiempo no llegue a buen puerto (si es que no era irónico), pero tampoco pasaría nada: por un lado hay mucha música solemne que también se olvida y nadie dice nada, y por otro, tampoco tiene mucho sentido recordar o puntuar una bolsa de golosinas que te comiste el año pasado, porque lo importante fue devorarla con gusto. Y eso no implica que estuviera mala.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Software Upgrade’, ‘Moshi Moshi’, ‘Bleach Blonde Baby’, ‘Pop Music’
Te gustará si te gusta: Aqua, Charli XCX, La Casa Azul
Escúchalo: Spotify