En principio parecía que otra concursante, Carlota Prado, emparejada sentimentalmente con José María dentro de la casa, también había sido expulsada. Sin embargo, horas después Mediaset indicó que Carlota había salido «siguiendo las directrices del equipo de psicólogos”, pero que podría volver al programa cuando quisiera, concretamente el próximo jueves 9 de noviembre, cuando se emite la gala semanal. Mediante un comunicado de Mediaset el domingo, se explicó que el programa había denunciado los hechos ante la Guardia Civil, y más tarde El Confidencial daba a conocer que se trataba de un supuesto abuso sexual hacia Carlota por parte de José María, y que la dirección del programa había aportado un vídeo como prueba.
Esta misma tarde, sin embargo, ha trascendido a través del diario El País que la Guardia Civil no aprecia pruebas suficientes de delito en el vídeo presentado y que, además, Carlota Prado ha declinado presentar denuncia por el suceso. De hecho, en Twitter han aparecido vídeos donde Carlota habla de lo sucedido entre risas, dando a entender que las relaciones que mantuvieron cuando teóricamente ella estaba inconsciente por la ingesta de alcohol tras una fiesta fueron consentidas.
Así, la gestión de esta crisis por parte del concurso está, una vez más, en entredicho. Aunque productora, canal y equipo del programa remiten sin más a los comunicados emitidos con el fin, aseguran, de preservar la integridad y privacidad de los implicados, la sospecha de estar utilizando lo ocurrido como estratagema para remontar las pobres audiencias que está cosechando el programa en esta edición es inevitable. Curiosamente, una de las causas del abandono por parte de los fans del formato es haber eliminado el canal 24 horas, que hubiera permitido a los seguidores haber visto lo sucedido en directo. Pero lo alarmante es que, cuando lo razonable sería haber suspendido la emisión del programa ante la gravedad de los supuestos hechos, el programa no solo sigue adelante, sino que además alimenta el morbo marcando estratégicamente la próxima gala como fecha para el regreso a la casa de Carlota. Si el programa nacía con la aspiración de ser un experimento sociológico, la que podría ser su última temporada en antena acabará, como poco, poniendo en cuestión la dudosa ética del espectáculo televisivo.