Siguiendo la inspiración astronómica, Maria Rodés canta en ‘Pléyades’ a las estrellas, pero aportando un punto de vista mitológico que va a encantar a los seguidores de la última Christina Rosenvinge (la de ‘Canción del Eco’ o ‘La tejedora’). Los ritmos de la canción son muestra de la versatilidad de Rodés como compositora, mientras los coros aportan un punto de misterio muy acorde con esta composición que habla de la mortalidad incluso de las estrellas (del amor, en definitiva, de todo) y de huidas sin destino posible («sin parar de escapar, hacia dónde no lo sé / pero hay que correr hacia algún lugar, lejos de la gravedad»).
Para comprender mejor esta canción compartimos un fragmento del prólogo del libro del tío bisabuelo de María Rodes ‘El Firmamento’, en el que se describe el transcurso de una noche desde que el Sol se pone hasta que llega el alba, con los distintos astros, las constelaciones y los planetas como protagonistas: «En nuestro giro hacia el oriente veremos aparecer en la profundidad del Firmamento un núcleo de luz difuminada proveniente de un grupito de estrellas apenas resolubles; una buena vista distingue bien hasta siete; son las Pléyades, o como las llama nuestro pueblo, las Cabrillas, que andan juntas por el cielo sin separarse jamás; así las vieron los indios y los persas, los babilonios y los griegos, y así las verán las generaciones futuras. En su inmovilidad vieron los poetas perlas engastadas en una esfera de cristal: hoy sabemos que son inmensos globos de fuego centenares de veces más brillantes que el Sol, pero tan inconcebiblemente lejanos que no consiguen hacernos llegar sino debilísimos vestigios de su existencia».
Añade Maria Rodés: «Al leer este fragmento sobre las Pléyades fui a buscar la historia mitológica de este grupo de estrellas: siete bellas ninfas enamoraron a Orión, quien las persiguió sin pausa a lo largo de siete años (en algunas versiones son cinco). Zeus las convirtió en palomas para ayudarlas a escapar y ellas volaron hacia el cielo. Allí se convirtieron en estrellas y se refugiaron en la constelación de Tauro (mi signo zodiacal, jeje). Una de ellas, Mérope, se enamoró de un mortal. Eso la avergonzó y huyó de nuevo, esta vez de sus hermanas, con el triste objetivo de aceptar que un día su amor se moriría».
La canción, oficialmente entre el «afro-beat, el pop-rock y la sonoridad africana del N’goni de Dídac Ruíz (integrante de Coetus)», cuenta con Nico Roig en el buzuki y los coros de The New Raemon. En las percusiones encontramos a uno de los co-productores del disco, Juan Rodríguez Berbín. Maria Rodés actúa el sábado 18 de noviembre en el Teatro Albeñiz de Gijón, el 24 de noviembre en el Auditori de Barcelona y el 2 de diciembre en Afundación de A Coruña.