Frente a un fondo barroco, y ataviado únicamente con un ceñido top blanco y unos pantalones dorados (sin chaqueta, pues se la han robado en Berlín), el carismático Mike Hadreas presenta ‘No Shape’ y se merienda el escenario desde el principio, con una ‘Otherside’ cuya fuerza pone los pelos de punta. Hadreas demuestra gran calidad vocal y desgrana un repertorio en el que se alternan momentos de potencia (‘Go Ahead’), delicadeza (‘Hood’) y sensualidad (‘Die 4 U’), todo al servicio de unas canciones que representan las diferentes multitudes de Hadreas y que en directo triplican su capacidad de emocionar, como demuestra notablemente ‘Wreath’, cuyos gorgoritos finales alcanzan los cielos, o la inquietante ‘My Body’.
Hadreas actúa acompañado de su banda, el batería Hervé Picard, el bajista Tom Bromley y el teclado Alan Wyffels, quien no es otro que “Alan”, su novio, a quien el artista dedica una canción en su nuevo disco y con quien actúa al piano a dos manos -como Amaia y Alfred- al final del concierto, durante un generoso bis en el que Hadreas presenta algunas de sus canciones más intimistas, como ‘Mr. Peterson’, y antes del cual ya ha sonado una de las canciones más esperadas, la magnética ‘Slip Away’. Tras el bis, el grupo se despide con la magistral ‘Queen’ y convierte ese “no family is safe, when I sashay” en todo un grito visceral de #orgullo. Poesía pura por parte de un artista fascinante que ya es un icono.
Foto: Ester Domínguez Vicaíno