Un juzgado condena esta semana a Dana Hollister, que quería comprar este mismo convento para hacer un hotel boutique de 60 habitaciones, a pagar 5 millones de dólares a Katy Perry, 1,6 de ellos correspondiendo a costas legales. ¿La razón? Había utilizado prácticas «maliciosas» para convencer a las monjas de que Katy Perry no merecía la compra, alegando que violaba sus creencias religiosas. Les puso videoclips de corte sexy, y el juzgado ha estimado que ha difamado, ha interferido en las relaciones contractuales de manera indebida y con ventaja económica para sí misma.
Esta victoria para Katy Perry le reportará más beneficio que las propias ventas de ‘Witness’, a nivel mundial estancadas en las 800.000 unidades, y que por tanto difícilmente le habrán reportado tal cantidad de millones de dólares si tenemos en cuenta que lo que se ingresa a través de un disco se reparte entre sello, tienda distribuidora, impuestos, etcétera. Otra cosa es lo que recaude su gira, que consta de 105 fechas a nivel mundial y le está reportando más de 1 millón de dólares por noche en recaudación total, pese a no estar colgando el cartel de «sold out». Rascando de aquí y de allá, no extraña que la cantante ofreciera 13 millones de dólares al contado para hacerse con este convento, que la archidiócesis de Los Ángeles le va a vender gustosamente, como informa el diario El País.