Primero porque ofrece un punto de vista musical poco común en el panorama independiente autogestionado: un pop iconoclasta que bebe del J-pop tanto como La Casa Azul circa ‘La revolución sexual’, así como de la ética y la estética PC Music –A.G. Cook es uno de sus referentes confesos–. También porque sus letras, aunque no lo parezcan, albergan no ya una denuncia social generalizada pero sí una lenguaraz y despiadada furia millenial contra lo que Tsai considera ofensivo e injusto.
Puede ser algo tan prosaico como la conexión libre a Internet –aunque hagan gracia esos “no tengo wifi, ni una señal, no puedo entrar en Pornotube ni trabajar” de ‘No tengo wifi’, se nota que para él es algo muy serio– o el postureo en redes sociales (‘Tu puta vida nos da un poco igual’), pero también la homofobia que ha padecido y padece (la reggaetonera ‘Marikapikapika’), el activismo desde la poltrona de Facebook (‘Tú no eres activista’) y, sobre todo, su himno anti-bullying con el que se planta ante sus agresores y les dice a la cara que son ‘Gente de mierda’. Puede echársele en cara el amateurismo que desprende su propuesta, pero lo que no se le puede negar es la osadía y el ingenio para decir cosas que nadie más se atreve a decir, ni a decirlas de esta manera. Desde luego, Putochinomaricón se ha ganado toda nuestra atención.
Putochinomaricón abrirá para El Último Vecino en el concierto que el grupo barcelonés ofrecerá el día 16 de marzo en el club Ochoymedio de Madrid. Entradas ya disponibles en Ticketea.
Fotografía de Yeray Dorta.