Pueden ser de artistas tan diversos como The Beatles, Pussycat Dolls, Vanessa Paradis, Beyoncé, Roberta Flack –o Fugees– y Feist –o James Blake–; y lo que tienen de especial es que ella graba diferentes secciones de la canción –percusiones, bajo, voces, piano– usando solo su voz, sus manos y objetos cotidianos, en distintos planos que luego monta y sincroniza en un solo vídeo de Instagram. Los resultados son bastante impresionantes, como podéis ver.
Pero en realidad eso es solo un pasatiempo para la belga, que se toma muy en serio su carrera musical y sus aspiraciones son más que ser popular en una red social. De hecho, vive en una familia de artistas: su padre es un cantautor conocido como Marka, su madre es la actriz Laurence Bibot y su hermano se hace llamar Roméo Elvis y es un popular MC. A finales de 2017 Angèle lanzaba ‘La loi de Murphy’, su primer single, y la recepción del tema ha sido espectacular. Especialmente en Youtube, donde su clip oficial acumula más de 3 millones y medio de visualizaciones.
Y no es casual, porque es magnético: dirigido por la fotógrafa Charlotte Abramow traslada a imágenes protagonizadas por la cantante esa historia sobre un día que parecía perfecto y se tuerce de la manera más tonta posible, listando la enorme cantidad de “desgracias” cotidianas que podemos sufrir: un salero que se abre, el papel higiénico que se acaba en el peor momento, un tomate en tus calcetines favoritos… Pero Angèle no se deja aplastar por lo fatídico y sonríe y baila ante la adversidad, derrochando encanto. Aunque lo mejor de ‘La loi de Murphy’, claramente, es la canción en sí, una perla de pop que fusiona folclore africano o jamaicano el lenguaje popular anglosajón como solo Lily Allen y Stromae habían hecho en los últimos tiempos. Es su única canción –al margen de un featuring en el último disco de su hermano– y en Youtube apenas encontramos algunas versiones al piano de Oh Land, MC Solaar, Charles Brassens o Dick Annegarn –muy bonitas, esos sí–. Pero no cabe duda de que ha nacido una estrella.