Según la demanda, a la que ha tenido acceso Billboard, en el contrato de Universal que firmó Iglesias en 1999 se especificaba que el cantante recibiría un 50% de las ganancias por su música ya procedieran de ventas físicas o digitales, pero que a partir de 2016 Iglesias empezó a ingresar beneficios inferiores de lo habitual. Iglesias acusa a Universal de quedarse con los ahorros producidos por los bajos costes del streaming de su música, en lugar de pagarle los beneficios producidos por ella en un 50% como se acordó por contrato. El cantante acusa a Universal también por tanto de incumplimiento de ese contrato.
La defensa de Iglesias expresa: «pocas relaciones en la historia de la industria de la música han alcanzado el éxito comercial de Enrique Iglesias y Universal, con cien millones de discos vendidos y mi millones de streamings, e incontables apariciones en lo más alto de Billboard. A pesar de su éxito sin precedentes, Universal ha insistido de manera errónea que artistas como Enrique deberían ser pagados por los streamings de la misma manera que lo son por discos físicos, a pesar de que ninguno de los costes de producción relacionados existen en el mundo digital. Eso no es lo que busca el contrato de Enrique ni el de muchos otros artistas. Los artistas, productores y compositores deberían poder aprovecharse de los costes reducidos del streaming, no ver que su obra musical genera beneficios inmerecidos”.