El acusado había aludido a la libertad de expresión y creación artística, refiriéndose al carácter del lenguaje del rap como «provocador, alegórico y simbólico». Sin embargo, el Tribunal Supremo ha considerado «graves» las canciones que escribió, suponiendo «apoyos y alabanzas» para ETA o los GRAPO y contra algunas personalidades políticas. Entre los aludidos en sus temas están el expresidente de Baleares José Ramón Bauzá («Bauzá debería morir en una cámara de gas»); el antiguo rey Juan Carlos I (“Miguel Ángel Blanco, Carrero Blanco, bah, ya no, ahora toca a Juan Carlos”); el presidente del Círculo Balear, Jorge Campos, que ha motivado la condena («Jorge Campos merece una bomba de destrucción nuclear»), o Esperanza Aguirre («Mataría a Esperanza Aguirre, pero antes, le haría ver cómo su hijo vive entre ratas”).
El Supremo ha valorado «la gravedad de las expresiones contenidas» y cree que «no reelabora ni saca de contexto sus letras». Dice que estas «van más allá de la expresión de coincidencia con objetivos políticos, solidaridad con los presos o camaradería nacida de vínculos ideológicos» y «comportan una alabanza, no ya de los objetivos políticos sino de los medios violentos empleados por las citadas organizaciones terroristas y por sus miembros y contienen una incitación a su reiteración». Se recalca que «los referidos contenidos no quedan amparados por la libertad de expresión o difusión de opiniones invocada por el acusado y su defensa».
La defensa de Valtonyc ha anunciado que recurrirá pues la sentencia le parece «una auténtica aberración».