La originalidad del cartel, enfocado claramente al indie pop, y teniendo como público objetivo a aquellos que tenían 15 años cuando salió ‘Súper 8’, es una de las claves de este festival. Huyendo de los mismos nombres de siempre tanto en el plano nacional como en el internacional, Madrid Popfest apuesta en su lugar por rescatar nombres olvidados, no tan frecuentemente reivindicados o también noveles. El gran acierto de este año ha sido contar el sábado con BMX Bandits, uno de esos grupos británicos que en el sello español Elefant han reivindicado más que en su propio país, si bien ellos tienen poco que ver con Camera Obscura, The School o The Yearning.
La banda de Glasgow liderada por Duglas T. Stewart ofreció un conciertazo basado en el encanto de temazos tan variados como ‘It’s In Her Eyes’, ‘Serious Drugs’, ‘And It’s You’ (dedicada a los románticos, porque «todos somos románticos, menos el teclista», bromeó Duglas), la melancólica y contagiosa ‘I Wanna Fall In Love’ (menuda maravilla), ‘Take Me To Heaven’ o una ‘Girl At the Bus Stop’ dedicada entre lágrimas a su autor, Daniel Tracey (Television Personalities). Duglas T. Stewart ejerció las veces de sobresaliente maestro de ceremonias: cada cara que ponía, cada gesticulación, cada presentación de cada canción era muestra de un enorme carisma que no debe pasar inadvertido para la historia del pop.
Otro gran acierto del sábado fue la recuperación de Eggstone, un grupo sueco coetáneo y similar a los primeros Cardigans que como estos se miraba en el pop sesentero más jazzy y juguetón. Su concierto en formato sexteto osciló entre el indie de unos Smiths (el timbre de Per Sunding recuerda a Morrissey bastante de vez en cuando), las coloridas percusiones, arreglos de easy-listening y algún ramalazo bossa nova. Lamentablemente, tras una decena de canciones, Per (en la imagen principal) tuvo que anunciar que abandonaba el escenario por una indisposición, mientras sus compañeros le esperaban indicando que había pasado la tarde vomitando. Al menos pudo volver para interpretar, con total entereza, el gran hit de Eggstone, un celebradísimo y bailadísimo ‘Taramasalata’.
Pero el grupo nacional que más público congregó fue Ataque de Caspa, quienes actuaban el sábado a la hora del vermú de manera gratuita en la Nave de Terneras, una suerte de gimnasio con altavoces medio caseros sito en el Matadero de la ciudad. Mientras la gente poco a poco decidió irse a comer durante los shows de Soda Fountain Rag y Fakuta en formato dúo, quienes cerraron con su hit ‘Tormenta solar’ en lo que resultaba una necesaria contrapartida electropop a tanto indie de guitarras, Ataque de Caspa habían llegado a colgar el cartel de «aforo completo» dos horas antes.
Su show fue, no obstante, víctima de su deliberada recreación en el amateurismo, con las letras de Carmen volando de su atril durante ‘Sol’, o la posterior broma sobre si recordaría la letra de una canción que no encontraba. Al menos esta banda olvidada de los 80 que podemos considerar antepasada de Los Punsetes, no dejó de tocar las imprescindibles ‘Viaje a Egipto’ o ‘Nigeria’ y tampoco podemos decir que se ciñeran a la nostalgia de la nostalgia tras su revival de hace 6 años: tienen ya en la calle nuevo disco (!) y de él sonaron pistas como ‘Espejos’ o ‘Sistema solar’.
Madrid Popfest, aparte de una reivindicación de indie pop, funciona como lugar de encuentro para un público entre los treinta y muchos y los cuarenta y pocos, melómano desde los años 90. En muchos sentidos es una fiesta antes que un festival, como muestra el hecho de que Galileo Galilei permaneciera abierto con DJ’s hasta más allá de las 5 de la mañana, cuando el alcohol llevaba corriendo de lo lindo desde las 7 de la tarde. Hubo algún momento de locura total (ese pelotón de gente haciendo cola en la barra el sábado durante el vermú nada más abrir puertas) y en ocasiones llegó a prevalecer el acto social sobre los conciertos, muy visiblemente durante el show de los monos St Christopher, también rescatados de los 80, con una considerable cantidad de gente que no callaba; pero especialmente el sábado ganó lo entrañable: el merchan de vinilos y camisetas estaba arrasado. Soda Fountain Rag vendieron los 32 discos que trajeron, Melenas también vendieron todo, y la sintonía que Cosmen Adelaida han creado para Madrid Popfest se ha convertido en himno para muchos. Está en Bandcamp.