McFarland ha reconocido ante la justicia estadounidense que maquilló las cifras de los fondos de Fyre Media Inc. a sus inversores. “Subestimé enormemente los recursos que serían necesarios para llevar a cabo un evento de esta magnitud. Mi intención y esfuerzo se dirigieron a organizar un festival legítimo. En un intento por recaudar lo que yo pensaba que eran fondos necesarios, mentí a los inversores sobre varios aspectos de Fyre Media y sobre mis finanzas personales”.
El caos histórico de Fyre Festival se descubrió cuando los asistentes, algunos de los cuales llegaron a pagar verdaderas burradas para acudir al evento (12.000 euros es una de las cifras), aterrizaron en la isla de Gran Exuma y se encontraron con un escenario desolador más propio de uno de los peores festivales de verano imaginables que de un evento de lujo. No se esperaban que hubiera zona de acampada en lugar de residencias como Dios manda, letrinas portátiles en lugar de baños un servicio de comida aberrante.