«Temazo. Years & Years han acertado de nuevo, y no solo porque un grupo de pop mainstream (¿ya les podemos considerar así?) dedique un muy sexual lead-single a algo tan concreto como el morbo de lo proscrito que hay en un encuentro entre un chico gay/bi y un chico hetero. Un morbo que existe en ambas direcciones, y que aquí queda perfectamente plasmado con Olly Alexander siendo objeto de deseo (prohibido) y a la vez ansiando dar rienda suelta a su deseo hacia el otro (también prohibido). Todo esto con un cambio de sonido: el electropop se va, y aquí tenemos un ritmo más cercano a ‘Take Shelter’ o, como decían mis compañeros, a Woodkid o a la primera Lorde (la base puede recordarnos incluso a ‘Candy Shop’ de Madonna). ¿Algunas pegas? Por un lado, es cierto que no es inmediato como lo eran ‘King’ o ‘Desire’ y, aunque puede ser un grower, comercialmente quizás no tengan los resultados esperados. Por otro, el doble sentido «you don’t have to be straight with me / I see what’s underneath your mask» puede que sea demasiado obvio… bueno, ¿demasiado? Qué coño, es la diva que vistió 86.000 cristales Swarovski en un videoclip: si Olly quiere ser básico y excesivo, aquí estaremos para santificarlo». Pablo N. Tocino.
«No puedo con los grupos de POP que se pasan al lado oscuro a la primera de cambio. Years & Years no han aprendido nada de la triste deriva de Hurts y en lugar de una bonita balada como ‘Worship’ o ‘Sunday’ o un pelotazo electro como ‘Better Than Love’ o ‘King’, publican esta canción destartalada, de referencias oscuras demasiado obvias (Kate Bush, Peter Gabriel, Lorde), que nada aporta desde lo estrictamente musical. El vídeo «mucho dinero para nada» no es sino la confirmación de que Olly Alexander quiere ponerse por encima de la mismísima canción, algo que se desprendía de algunas de sus actuaciones vocales, vídeos y directos. Decepción». Sebas E. Alonso
.«El regreso de Olly Alexander me despierta sentimientos encontrados. Por un lado, su línea vocal me parece una verdadera maravilla que suena al penúltimo Michael Jackson; pero, por otro, la producción de Kid Harpoon no me convence, con esos coros post-estribillo tan obvios (y feos) y una oscuridad general que borra lo que más destacaba en los inicios de Years & Years: su frescura. Aunque, en cierto modo, esa dualidad parece perfecta para el trasfondo de la cuestión que trata en su letra, las relaciones sexuales que Olly ha mantenido con hombres autodeclarados heterosexuales. Esa mezcla de gozo y dolor que él relata que hay en esos encuentros encaja bastante con lo que la canción transmite en sí. En ese sentido, muy bien». Raúl Guillén.