Anderson hace un uso inteligente del lenguaje y propone un divertido juego con el espectador. Los ladridos de los perros son en inglés, y los humanos hablan en japonés, pero hay un personaje que nos hace una traducción simultánea al inglés. El reparto de voces está repleto de nombres conocidos, como Bryan Cranston, Edward Norton, Frances McDormand, Greta Gerwig, Bill Murray, Tilda Swinton, Ken Watanabe, Scarlett Johansson, Yoko Ono y un largo etcétera; algunos de ellos habituales en el cine de su director. Como lo son también Roman Coppola, Jason Schwartzman y Kunichi Nomura, co-escritores del guion junto con el propio Anderson. Queda claro que para él, tener un equipo formado por amigos de confianza es la clave para conseguir buenos resultados con sus películas. Algo que suele ser esencial para cualquier cineasta, pero si además tienes un estilo tan peculiar como el suyo, es crucial que todo el equipo entienda a la perfección lo que se quiere lograr.
‘Isla de perros’ es un episodio más en una filmografía coherente, creadora de un universo absolutamente particular e influyente. Sin embargo, Wes Anderson también se nutre del estilo de otros autores, y no tiene ninguna intención de ocultarlo. De hecho, su nuevo trabajo se entiende como una carta de amor al cine japonés, y más concretamente a Akira Kurosawa y Hayao Miyazaki. Un perfecto homenaje a dos cineastas que siempre han fascinado al realizador texano, sin perder un ápice de personalidad propia: esto solo puede estar dirigido por Anderson. Su sello permanece inconfundible en cada mínimo detalle, en cada composición simétrica, en sus habituales planos cenitales… El tono cómico de la película, presente a lo largo de toda ella, no evita que se traten temas profundos, ya que en su subtexto, hay un fuerte mensaje político. Wes Anderson cuenta que la intención en un principio no era que lo hubiese, sin embargo, conforme iban trabajando en el proyecto y desarrollándolo, la situación del mundo cambiaba –la elección de Trump como presidente de Estados Unidos quizá sea lo más evidente-, por lo tanto el tema surgió de manera orgánica.
Lo que hace grande a ‘Isla de perros’ es que siempre aporta mucho más de lo que a simple vista pueda parecer. Evidentemente no es la típica película infantil protagonizada por animales animados, pero tampoco está dirigida en exclusiva a una audiencia adulta. Hay un punto intermedio que la hará accesible a ambas partes, ya que sabe ofrecer lo necesario para satisfacer a todo tipo de público.
Visualmente es un prodigio, como ya es habitual en todas sus películas. Ya no es solo que demuestre un dominio total de la técnica del stop-motion, sino que logra una expresividad rara vez alcanzada en el cine de animación. La paleta de colores escogida es otro de los grandes aciertos que ayudan a ello junto con otra excelente banda sonora de Alexandre Desplat (habitual en todas las películas del cineasta desde su primera colaboración en 2009 con ‘Fantástico Sr. Fox’). ‘Isla de perros’ se corona como uno de los trabajos más inspirados, divertidos y completos que nos ha dado Wes Anderson (y su dream team) hasta la fecha. Una suerte de fábula política rebosante de la característica gracia y sensibilidad marca de la casa. 8.