Sin embargo, ‘Ser árbol’ no es exactamente una canción sobre la “sequía” de un corazón roto, si no más bien lo contrario. Estamos ante una conmovedora canción de amor, acústica, sin grandes florituras y de melodía muy clásica, con coros de Maria Rodés, en la que Vegas y su amante relatan, desde la aparente perspectiva de dos árboles, cómo su amor ha echado raíces de manera férrea, hasta el punto que Vegas canta: “nuestros bosques son implacables”.
“Procuramos sombra a los de abajo, jamás nos ausentamos, sabemos bien lo que es el amparo”, reza otra parte de la letra, que emociona sobre todo en el estribillo, en pasajes tan bonitos como “nos recorrimos por dentro, y así fuimos inventando nuevas formas de respirar, y una nueva manera de imaginar, que para ver el cielo hay que hundirse en la tierra, y no hay más suelo que el que ahora nos aferra, al fin, somos árbol”.