Formados en 1977 en la fecunda escena del post-punk de Toronto, eligieron un nombre de corte naif para distanciarse de la imagen agresiva del punk, y para 1980 ya habían conseguido un contrato que les llevó al Reino Unido para grabar su primer disco, ‘Metro Music’. Curiosamente los Muffins compartieron en ese debut algunas cosas con las bandas mencionadas al principio: estaban en el mismo sello que OMD (Dindisc), compartieron productor (Mike Howlett) y la portada se la hizo Peter Saville, célebre por las carpetas de Joy Division.
Abriendo el disco, y como single principal del mismo, aparecía la imponente, inmortal, ‘Echo Beach’. Una oda a una playa imaginaria, la Playa del Eco, en la que el protagonista de la canción piensa para evadirse mientras sufre el tedio insoportable de un trabajo de oficina. Los primeros 36 segundos son una mini-lección sobre cómo iniciar una canción de pop con el mayor gancho posible. Inquietante arpegiador de sinte creando atmósfera, un riff-arpegio de guitarra irresistible, y un truco no muy habitual pero tremendamente efectivo: recorrer rápidamente a modo de “teaser” instrumental la estrofa y el estribillo antes de empezar a cantar:
Además de la excelente construcción melódica, el carácter narrativo y atmosférico de la letra encajaba a las mil maravillas con aquella y seguramente tuvo que ver con el éxito de la canción: una sucinta viñeta con la que es fácil identificarse. “Sé que está pasado de moda y es no es demasiado cool / Pero no puedo evitarlo, soy un tonto romántico / Tengo por costumbre ver la puesta de sol / En la Playa del Eco veo el sol ponerse / De nueve a cinco tengo que estar trabajando / Mi trabajo es muy aburrido, soy un oficinista / Lo único que me ayuda a pasar el tiempo / Es saber que algún día volveré a la Playa del Eco”. Completada con “visiones surrealistas” de un cielo luminoso y ese evocador “Echo Beach, far away in time” con el que se cierra a modo de mantra, la canción se redondea con un explosivo solo de saxo, conducida por un trepidante ritmo de batería. El resultado es una de las mejores canciones de pop de los 80.
Desgraciadamente los siguientes discos de la banda durante la década causaron mucho menos impacto ante la ausencia de canciones con el gancho de ‘Echo Beach’. Para 1993 el grupo se disgregó coincidiendo con el nacimiento de la hija de la cantante Martha Johnson y el guitarrista Mark Gane. En realidad el grupo tenía dos Marthas, y a pesar de ser Johnson y Gane el núcleo principal, personalmente me fascina la trayectoria de la otra Martha, Ladly, teclista, cantante y compositora de algunas de las canciones de los primeros discos. Tras dejar el grupo en el segundo álbum –del que diseñó la portada– trabajó de instrumentista y cantante para The Associates, Robert Palmer y hasta Roxy Music, y llegó a probar suerte con un par de dignos singles, para después iniciar una carrera de diseño junto a precisamente Peter Saville, que le llevó a formar parte de Real World Design (parte del imperio de Peter Gabriel) y ya en la actualidad ser profesora del Ontario College of Art and Design.
En 1987 hubo una desafortunada versión de ‘Echo Beach’ a cargo de la inglesa Toyah, y en 1994 Robert Forster de los Go-Betweens le devolvió la dignidad con un excelente cover con violín de Warren Ellis incluído.
‘Echo Beach’ suena en el último Popcasting de Jaime Cristóbal, ya disponible en este enlace.